La carrera imposible.
Nueva prueba
de ultrafondo a la que me presentaba. Era mi segunda. Hacía 5 años, con 28-29º
de máxima, ya me pareció una locura, y un tremendo calor. Este año, la cosa
pintaba mal, muy mal. Pronosticaban 36-37º entre las 16-19h de la tarde. Mucho
calor, demasiado calor para afrontar una carrera tan dura como esta.
Pero el tiempo
es algo que no se puede elegir. Y aunque había intentado entrenar con calor, no
habíamos tenido tan altas temperaturas las semanas previas, por lo que, aunque
preparado físicamente, no sabía bien cómo iba a reaccionar mi cuerpo ante tal
extrema temperatura.
Quedamos Nacho
y yo sobre las 11, para la entrega de mochilas a los distintos polideportivos y
hacer los últimos retoques. El sol ya pegaba de lo lindo. Nos mojamos la
cabeza, gorra, etc…Sabíamos que íbamos a tener un día largo, pero sobre todo
duro, muy duro.
A las 12 se
dio la salida. Nos colocamos pronto cerca de la cabeza, para no tener que ir
“comiendo polvo” de tanta gente por las primeras zonas de arena. Calculé quizá
unos 1000 participantes. Creo que menos que en otras ocasiones. Quizá hasta
decidieron no ir, sabiendo la que se avecinaba.
Andarines,
relevistas y corredores todos juntos en esa primera etapa.
Colmenar-Colmenar – 31km
Este primer
tramo, recortado en kilómetros en esta ocasión -31km- frente a los 33-34 de
otras ocasiones, es una zona montañosa. Ofrece buenas vistas, pero hay subidas
duras, muy pedregosas, y ya hacía mucho calor. En los entrenos, hicimos 3h48. Una
locura. Tendríamos que rondar los 4:15-4:20. Aflojar y reservar energías.
En el primer
avituallamiento, me hidrato bien, un aquarius y botella de agua. Entra todo
solo. Vamos relativamente despacio. Con cabeza. Se le da un rodeo al puente
medieval de la M607. En otras ocasiones, se pasaba por él. Por preservación,
supongo. Pero bien. Nos estábamos acercando al segundo avituallamiento. Otras 2
botellas de agua y un plátano. Reponer energías. De momento, me siento fuerte.
Afrontamos la
subida hacia la cuenca del Manzanares, ahí, pasaríamos muy cerca de Cerceda,
donde estarían las niñas y Woly, dando ánimos. Más agua. Era el km16,5. Buena
cara teníamos. En las subidas, andábamos a buen ritmo. Algo que habíamos
entrenado. Me había esforzado. Había entrenado duro y los resultados ahí
estaban. Bien.
De vuelta
hacia Colmenar, nuevo plátano y más agua. El calor seguía subiendo. Hay un
tramo largo favorable para correr. Uno de los más largos. 4-5km seguidos. Vamos
cómodos, aunque Nacho cree que algo rápidos. No queda mucho para Colmenar.
Llegamos sudorosas, a 4h05. Entramos a sellar, comer y cambiarnos en el
polideportivo. Nacho comenta que anda algo mal del estómago. Hacemos una parada
larga, unos 30 min. Algo más de lo que yo quisiera. No quiero quedarme frio y no
poder seguir. Ando quizá por ello algo nervioso. Pero me siento bien, no muy
cansado. Creo que me estoy hidratando bastante bien.
Colmenar-Tres Cantos
Recorrido
teóricamente favorable. Sobre todo al inicio. Tras unos metros callejeando por
el polígono industrial Sur de Colmenar, se sale por un camino que enseguida
tiene una bajada. Unos 3km aproximadamente que aprovechamos, pero veo que Nacho
no tiene buena cara. Pienso que el es siempre de segundas partes, así es que
tampoco me preocupo mucho. Sobre el km37, y a pesar de que teníamos bajadas,
Nacho me comenta que tiene que aflojar, que no puede correr. No se siente. Por
lo que andamos, a buen ritmo. Se le ve mal. El calor sigue haciendo de las
suyas.
Más agua, fría
en este caso (quizá demasiado para mí), pues han puesto camión frigorífico,
gran detalle. Sobre el km40, el terreno ya es picando hacia arriba, y se vuelve
muy cuesta arriba en los siguientes kilómetros. Andamos rápido, pero notamos
como el calor pega y pega. No se puede casi ni respirar. No hablamos. Es un
caminar duro. Empiezo a tener algo de cansancio. No me esperaba esto tan duro.
O si lo esperaba, pero simplemente el cuerpo rechaza tanto calor. Afrontamos
las últimas cuestas. Uff…Llegamos al avituallamiento del km46. Nacho tiene mala
cara. Ya sé lo que piensa y lo que me va a decir. Espero que podamos reponer
fuerzas en el polideportivo de Tres Cantos y aguante al menos hasta San Sebastián
de los Reyes. Pero en ese mismo momento me lo dice : Se retira. No llega ni al
polideportivo. Le digo que ahora puede mejorar, cenamos y reponemos energías. Y
vendrá la noche, más fresca, y podrá recuperarse. Pero no, lo tiene decidido.
Va muy mal. Prefiere dejarlo ya. Luego me confesó que hasta pensó en retirarse
en el km31.
Palo duro para
mí. Tendré que afrontar 54km solo. De momento no lo pienso. Llego al
polideportivo, ceno, me cambio, me refresco y salgo. No pierdo excesivo tiempo.
No quiero que se me eche la noche encima. Había decidido a última hora dejar el
frontal en el polideportivo de San Sebastián de los Reyes, por tanto, tenía
unas 2h45 para llegar a él. Muy justo. El tramo era largo – 28km
Tres Cantos – San Sebastián de los Reyes
Habían
modificado el recorrido. Ya no se iba por Castillo de Viñuelas, sino, llegando
por el Goloso, bajando Valdelatas, atravesando el bosque y subida hacia San Sebastián.
Aunque
habíamos hecho el recorrido entrenando, no era fácil acordarse de él. Los
primeros tramos, hacia abajo, salgo corriendo. Te meten por diversos caminos
con continuas subidas y bajadas y pronto noto cansancio y pesadez de estómago.
La cena se me revolvía. Tendría que andar más de lo que pensaba. Llegar al
Goloso se hizo largo. Seguía haciendo mucho calor y notar que era el km55, me
dio un bajón importante. Físico y mental. Quedaban 45km. Casi los mismos que había
hecho con Nacho. No estaba preparado para llegar solo. Nos habíamos apuntado a
esto porque queríamos disfrutarlo y llegar los 2 juntos. Él estaba muy fuerte,
pero quizá su mente, y el calor, le hicieron una mala jugada.
Ahora yo solo
tomaba como metas los avituallamientos. El km61,5, el km68 y el km76 en Sanse.
Llegar por los caminos solitarios de Valdelatas, había buenas vistas de Madrid.
Nos hicieron bajar mucho. Veía con claridad las torres KIO y las 4 torres.
Estaban tan cerca.
El recorrido en
según qué tramos no era lo que habíamos entrenado, por lo que además de
despistarme psicológicamente, pues no sabía dónde estaba, lo que me quedaba, tenía
que ir atento a las señales para no perderme.
Llegué por fin
a atravesar laM607 y entrar al Monte de Valdelatas. Prácticamente con el sol
puesto. Afortunadamente, pequeñas linternitas anunciaban donde atravesar y
girar. Pero el bosque, sombrío, hacía que cuando no había linternitas, no veía
nada claro por donde continuar. Las cintas de plástico no las distinguía bien.
Eran sobre las 10:30. Mucho desánimo. Hablar con Nacho para ver que tal estaba,
con la familia, desearles buenas noches. Sabiendo todo lo que me quedaba…
Empezaba a
tener molestias en los pies. Ya en el km48 noté que pronto aparecerían, pero
ahora, sobre le km65, lo tenía claro. Nuevamente las ampollas me acompañarían
en la carrera. Y sabía lo doloroso que era. Lo largo que se hace.
Me esforzaba
por mantener un ritmo alto cuando andaba. Iba bien de fuerzas. No notaba
excesivo cansancio. Quizá fue un Redbull que me tomé o la caída del sl.
Sobre el km68,
en el avituallamiento, me dicen que voy muy bien. Pongo cara de extrañado,
conocedor que voy peor que la otra vez, pero me insisten. De los 25 primeros.
Hay muchísimos retirados, abandonos. El primero, el segundo y el tercero
retirados por calambres, golpes de calor, etc…
Salgo del
avituallamiento con energía renovada. Veo que está siendo duro no solo para mí,
sino para todos. Me dicen que he sabido regular muy bien. Que conozco bien mi
cuerpo. Y sí, es verdad. Tengo muchas maratones ya en mis piernas, y Ironmans,
y eso es experiencia, saber regularte. Y me lo repito y me ayuda a seguir y
esforzarme.
Tras una no fácil
senda, pues ya no veía nada, llego a un parque para a travesar y cerca ya del
polideportivo de Sanse. Ahí me pierdo. O creo que me pierdo. No veo las
señales, sigo andando y me dispongo a tirar de google maps, pero afortunadamente
justo veo una nueva señal. Voy bien! Qué agobio! Llego al polideportivo. La
gente me aplaude. Te sube la moral.me cambio de camiseta, cojo el forro polar, luz
y el chorizo. Pero no ceno. No tengo hambre. Quiero llegar cuanto antes. Y no
me entretengo. No me quito los calcetines, ni me doy vaselina. No quiero ver
cómo tengo los pies. Me duelen. Pero ya solo quedan 24km.
San Sebastián de los Reyes-Tres Cantos
Enciendo el
GPS. Conozco el recorrido, pero por la noche, esa zona de la Dehesa es muy
oscura. Nada más salir, me animo a correr. Tengo fuerzas. Voy bien de piernas.
Pero pronto paro. Mis pies sufren mucho. Me duelen mucho.
Los kilómetros
pasan despacio. Pero ya empiezo a calcular las horas que me quedan. 4h quizá?
Eso no es nada.
Adelanto a
otros 4 corredores/andarines. Bien. Sigo andando a buen ritmo
Llegar al
cementerio de La Paz se hace largo. La noche, la soledad. Pero no hay tantos
ruidos de animales como en la anterior ocasión. Qué alivio!
Se llega al
carril bici. Se agradece. Pues es firme estable y no pedregoso. Mis pies
descansan algo.
Avituallamiento
km88 – Tres Cantos. Vuelven a decirme que voy fenómeno. Dentro de los 20
primeros.me vuelvo a animar. Continúo hidratándome bien y parto rápido hacia el
último tramo.
Tres Cantos – Colmenar
Primera parte
del recorrido más agradable y fácil de lo que recordaba. Creo que han
modificado algo el trayecto y ahora es una pista donde se camina algo mejor. Y
eso mis pes lo agradecen mucho.
Pronto se
entra en una zona más enrevesada, donde los tropezones son más fáciles y veo
las estrellas cuando piso.
A lo lejos se
ven las luces de Colmenar. Veo la iglesia. Parece que está ahí al lado. Pero
quedan cerca de 4km de subida fuerte, se hacen eternos. Noto como ya no ando
con tanta energía.
Comienza la
famosa cuesta del cementerio. Larga, muy larga. Llegando a la zona asfaltada
parece que estás, pero no, sigue. Los pies ya duelen mucho. Por fin corono.
Quedan unos 2,5km hasta el polideportivo. Está ahí al lado. Terreno favorable
para correr, pero no puedo. Los pies me están limitando. Tengo fuerzas pero
ellos no pueden. No quiero empeorar las cosas, así es que llego andando. Mucho
mejor de la hora que estimaba. Mejor que en mi anterior participación y
sabiendo que el día había sido de los más duros para afrontar esta carrera.
Contento.
La vuelta al
estadio la hago andando, disfrutando, posando para la cámara. Cruzo la línea y
ya no quiero dar más pasos. Me dan mi pin. Lo que cuesta conseguir este pin!!
Al día
siguiente, tras mirar las heridas de guerra, decido que los ultras se han acabado
para mí. Ya no más. Éste lo repetí porque quería hacerlo con Nacho. Pero ya. Es
demasiado esfuerzo. Mis pies se revelan. Pero contento. El gran objetivo de
este año conseguido!