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lunes, 19 de junio de 2017

100km en 24h con 37ºc….


La carrera imposible.

Nueva prueba de ultrafondo a la que me presentaba. Era mi segunda. Hacía 5 años, con 28-29º de máxima, ya me pareció una locura, y un tremendo calor. Este año, la cosa pintaba mal, muy mal. Pronosticaban 36-37º entre las 16-19h de la tarde. Mucho calor, demasiado calor para afrontar una carrera tan dura como esta.

Pero el tiempo es algo que no se puede elegir. Y aunque había intentado entrenar con calor, no habíamos tenido tan altas temperaturas las semanas previas, por lo que, aunque preparado físicamente, no sabía bien cómo iba a reaccionar mi cuerpo ante tal extrema temperatura.

Quedamos Nacho y yo sobre las 11, para la entrega de mochilas a los distintos polideportivos y hacer los últimos retoques. El sol ya pegaba de lo lindo. Nos mojamos la cabeza, gorra, etc…Sabíamos que íbamos a tener un día largo, pero sobre todo duro, muy duro.

A las 12 se dio la salida. Nos colocamos pronto cerca de la cabeza, para no tener que ir “comiendo polvo” de tanta gente por las primeras zonas de arena. Calculé quizá unos 1000 participantes. Creo que menos que en otras ocasiones. Quizá hasta decidieron no ir, sabiendo la que se avecinaba.

Andarines, relevistas y corredores todos juntos en esa primera etapa.

Colmenar-Colmenar – 31km

Este primer tramo, recortado en kilómetros en esta ocasión -31km- frente a los 33-34 de otras ocasiones, es una zona montañosa. Ofrece buenas vistas, pero hay subidas duras, muy pedregosas, y ya hacía mucho calor. En los entrenos, hicimos 3h48. Una locura. Tendríamos que rondar los 4:15-4:20. Aflojar y reservar energías.

En el primer avituallamiento, me hidrato bien, un aquarius y botella de agua. Entra todo solo. Vamos relativamente despacio. Con cabeza. Se le da un rodeo al puente medieval de la M607. En otras ocasiones, se pasaba por él. Por preservación, supongo. Pero bien. Nos estábamos acercando al segundo avituallamiento. Otras 2 botellas de agua y un plátano. Reponer energías. De momento, me siento fuerte.

Afrontamos la subida hacia la cuenca del Manzanares, ahí, pasaríamos muy cerca de Cerceda, donde estarían las niñas y Woly, dando ánimos. Más agua. Era el km16,5. Buena cara teníamos. En las subidas, andábamos a buen ritmo. Algo que habíamos entrenado. Me había esforzado. Había entrenado duro y los resultados ahí estaban. Bien.

De vuelta hacia Colmenar, nuevo plátano y más agua. El calor seguía subiendo. Hay un tramo largo favorable para correr. Uno de los más largos. 4-5km seguidos. Vamos cómodos, aunque Nacho cree que algo rápidos. No queda mucho para Colmenar. Llegamos sudorosas, a 4h05. Entramos a sellar, comer y cambiarnos en el polideportivo. Nacho comenta que anda algo mal del estómago. Hacemos una parada larga, unos 30 min. Algo más de lo que yo quisiera. No quiero quedarme frio y no poder seguir. Ando quizá por ello algo nervioso. Pero me siento bien, no muy cansado. Creo que me estoy hidratando bastante bien.

Colmenar-Tres Cantos

Recorrido teóricamente favorable. Sobre todo al inicio. Tras unos metros callejeando por el polígono industrial Sur de Colmenar, se sale por un camino que enseguida tiene una bajada. Unos 3km aproximadamente que aprovechamos, pero veo que Nacho no tiene buena cara. Pienso que el es siempre de segundas partes, así es que tampoco me preocupo mucho. Sobre el km37, y a pesar de que teníamos bajadas, Nacho me comenta que tiene que aflojar, que no puede correr. No se siente. Por lo que andamos, a buen ritmo. Se le ve mal. El calor sigue haciendo de las suyas.

Más agua, fría en este caso (quizá demasiado para mí), pues han puesto camión frigorífico, gran detalle. Sobre el km40, el terreno ya es picando hacia arriba, y se vuelve muy cuesta arriba en los siguientes kilómetros. Andamos rápido, pero notamos como el calor pega y pega. No se puede casi ni respirar. No hablamos. Es un caminar duro. Empiezo a tener algo de cansancio. No me esperaba esto tan duro. O si lo esperaba, pero simplemente el cuerpo rechaza tanto calor. Afrontamos las últimas cuestas. Uff…Llegamos al avituallamiento del km46. Nacho tiene mala cara. Ya sé lo que piensa y lo que me va a decir. Espero que podamos reponer fuerzas en el polideportivo de Tres Cantos y aguante al menos hasta San Sebastián de los Reyes. Pero en ese mismo momento me lo dice : Se retira. No llega ni al polideportivo. Le digo que ahora puede mejorar, cenamos y reponemos energías. Y vendrá la noche, más fresca, y podrá recuperarse. Pero no, lo tiene decidido. Va muy mal. Prefiere dejarlo ya. Luego me confesó que hasta pensó en retirarse en el km31.

Palo duro para mí. Tendré que afrontar 54km solo. De momento no lo pienso. Llego al polideportivo, ceno, me cambio, me refresco y salgo. No pierdo excesivo tiempo. No quiero que se me eche la noche encima. Había decidido a última hora dejar el frontal en el polideportivo de San Sebastián de los Reyes, por tanto, tenía unas 2h45 para llegar a él. Muy justo. El tramo era largo – 28km

Tres Cantos – San Sebastián de los Reyes

Habían modificado el recorrido. Ya no se iba por Castillo de Viñuelas, sino, llegando por el Goloso, bajando Valdelatas, atravesando el bosque y subida hacia San Sebastián.

Aunque habíamos hecho el recorrido entrenando, no era fácil acordarse de él. Los primeros tramos, hacia abajo, salgo corriendo. Te meten por diversos caminos con continuas subidas y bajadas y pronto noto cansancio y pesadez de estómago. La cena se me revolvía. Tendría que andar más de lo que pensaba. Llegar al Goloso se hizo largo. Seguía haciendo mucho calor y notar que era el km55, me dio un bajón importante. Físico y mental. Quedaban 45km. Casi los mismos que había hecho con Nacho. No estaba preparado para llegar solo. Nos habíamos apuntado a esto porque queríamos disfrutarlo y llegar los 2 juntos. Él estaba muy fuerte, pero quizá su mente, y el calor, le hicieron una mala jugada.

Ahora yo solo tomaba como metas los avituallamientos. El km61,5, el km68 y el km76 en Sanse. Llegar por los caminos solitarios de Valdelatas, había buenas vistas de Madrid. Nos hicieron bajar mucho. Veía con claridad las torres KIO y las 4 torres. Estaban tan cerca.

El recorrido en según qué tramos no era lo que habíamos entrenado, por lo que además de despistarme psicológicamente, pues no sabía dónde estaba, lo que me quedaba, tenía que ir atento a las señales para no perderme.

Llegué por fin a atravesar laM607 y entrar al Monte de Valdelatas. Prácticamente con el sol puesto. Afortunadamente, pequeñas linternitas anunciaban donde atravesar y girar. Pero el bosque, sombrío, hacía que cuando no había linternitas, no veía nada claro por donde continuar. Las cintas de plástico no las distinguía bien. Eran sobre las 10:30. Mucho desánimo. Hablar con Nacho para ver que tal estaba, con la familia, desearles buenas noches. Sabiendo todo lo que me quedaba…

Empezaba a tener molestias en los pies. Ya en el km48 noté que pronto aparecerían, pero ahora, sobre le km65, lo tenía claro. Nuevamente las ampollas me acompañarían en la carrera. Y sabía lo doloroso que era. Lo largo que se hace.

Me esforzaba por mantener un ritmo alto cuando andaba. Iba bien de fuerzas. No notaba excesivo cansancio. Quizá fue un Redbull que me tomé o la caída del sl.

Sobre el km68, en el avituallamiento, me dicen que voy muy bien. Pongo cara de extrañado, conocedor que voy peor que la otra vez, pero me insisten. De los 25 primeros. Hay muchísimos retirados, abandonos. El primero, el segundo y el tercero retirados por calambres, golpes de calor, etc…

Salgo del avituallamiento con energía renovada. Veo que está siendo duro no solo para mí, sino para todos. Me dicen que he sabido regular muy bien. Que conozco bien mi cuerpo. Y sí, es verdad. Tengo muchas maratones ya en mis piernas, y Ironmans, y eso es experiencia, saber regularte. Y me lo repito y me ayuda a seguir y esforzarme.

Tras una no fácil senda, pues ya no veía nada, llego a un parque para a travesar y cerca ya del polideportivo de Sanse. Ahí me pierdo. O creo que me pierdo. No veo las señales, sigo andando y me dispongo a tirar de google maps, pero afortunadamente justo veo una nueva señal. Voy bien! Qué agobio! Llego al polideportivo. La gente me aplaude. Te sube la moral.me cambio de camiseta, cojo el forro polar, luz y el chorizo. Pero no ceno. No tengo hambre. Quiero llegar cuanto antes. Y no me entretengo. No me quito los calcetines, ni me doy vaselina. No quiero ver cómo tengo los pies. Me duelen. Pero ya solo quedan 24km.

San Sebastián de los Reyes-Tres Cantos

Enciendo el GPS. Conozco el recorrido, pero por la noche, esa zona de la Dehesa es muy oscura. Nada más salir, me animo a correr. Tengo fuerzas. Voy bien de piernas. Pero pronto paro. Mis pies sufren mucho. Me duelen mucho.

Los kilómetros pasan despacio. Pero ya empiezo a calcular las horas que me quedan. 4h quizá? Eso no es nada.

Adelanto a otros 4 corredores/andarines. Bien. Sigo andando a buen ritmo

Llegar al cementerio de La Paz se hace largo. La noche, la soledad. Pero no hay tantos ruidos de animales como en la anterior ocasión. Qué alivio!

Se llega al carril bici. Se agradece. Pues es firme estable y no pedregoso. Mis pies descansan algo.

Avituallamiento km88 – Tres Cantos. Vuelven a decirme que voy fenómeno. Dentro de los 20 primeros.me vuelvo a animar. Continúo hidratándome bien y parto rápido hacia el último tramo.

Tres Cantos – Colmenar

Primera parte del recorrido más agradable y fácil de lo que recordaba. Creo que han modificado algo el trayecto y ahora es una pista donde se camina algo mejor. Y eso mis pes lo agradecen mucho.

Pronto se entra en una zona más enrevesada, donde los tropezones son más fáciles y veo las estrellas cuando piso.

A lo lejos se ven las luces de Colmenar. Veo la iglesia. Parece que está ahí al lado. Pero quedan cerca de 4km de subida fuerte, se hacen eternos. Noto como ya no ando con tanta energía.

Comienza la famosa cuesta del cementerio. Larga, muy larga. Llegando a la zona asfaltada parece que estás, pero no, sigue. Los pies ya duelen mucho. Por fin corono. Quedan unos 2,5km hasta el polideportivo. Está ahí al lado. Terreno favorable para correr, pero no puedo. Los pies me están limitando. Tengo fuerzas pero ellos no pueden. No quiero empeorar las cosas, así es que llego andando. Mucho mejor de la hora que estimaba. Mejor que en mi anterior participación y sabiendo que el día había sido de los más duros para afrontar esta carrera. Contento.

La vuelta al estadio la hago andando, disfrutando, posando para la cámara. Cruzo la línea y ya no quiero dar más pasos. Me dan mi pin. Lo que cuesta conseguir este pin!!

Al día siguiente, tras mirar las heridas de guerra, decido que los ultras se han acabado para mí. Ya no más. Éste lo repetí porque quería hacerlo con Nacho. Pero ya. Es demasiado esfuerzo. Mis pies se revelan. Pero contento. El gran objetivo de este año conseguido!




MARATON AGUILAR DE CAMPOO 2017



Maratón cercano – por su familiaridad, me refiero, donde unos 40 inscritos a la prueba, gratuita, por cierto, y por tanto, me siento casi obligado a “apoyar” este tipo de carreras familiares donde ponen todo su esfuerzo y cariño hacia el corredor. Pero lo de cercana, en realidad son 2h45-3h de coche, madrugón por tanto para llegar a la carrera. Qué se le va a hacer! Contento si cabe, por la doceava Champions del Madrid de hace tan solo unas pocas horas. Mucho sueño y para Aguilar de Campoo.

Esta carrera entraba dentro de mi preparación para la prueba de 100km que afrontaría la próxima semana. Era por tanto, un “maratón entreno” y así lo quería afrontar. Corriendo el llano, y andando en las subidas (20 había).

El día, pintaba mal. Frio, bien, pero amenazante de lluvia. Cinco vueltas y media a un circuito. Por tanto, algo aburrido y gran entreno mental. Salimos puntuales, y pronto te quedas solo. Intenté acercarme a un grupeto de 4 de Valladolid, que querían hacer en torno a las 4h. Quizá demasiado rápido para mi entreno, pero bueno, correr con alguien siempre ayuda aunque sea mentalmente.

Las primeras 2 cuestas, al ir con ellos, las corro, pero enseguida me ciño al plan y ya  a la vuelta, las subo andando, practicando mi ritmo alto de andar. Voy haciendo la goma con ellos. Corro rápido y ando bien.

Como se esperaba, comienza a llover. Con mucha fuerza. Se hace duro. Quién me mandaría a mí!! Uff, va a ser una carrera ÉPICA!!, por no pensar, mira que soy pringao corriendo yo aquí con la que está cayendo, en un pueblecito a 3h de Madrid!! Hace falta tener ganas!!

Pero de todo se aprende, y este tipo de días duros son los que te hacen más fuerte.

Casi toda la carrera solo, pero afrontándola con inteligencia, y además, con la sensación de que al correr con tanto frescor, mi rendimiento es muy alto. Me siento muy bien. Deja de llover a mitad de carrera, aunque el potencial daño está hecho (pies mojados=Ampollas??). Pero no, todo fenómeno. Sin problemas. Gran entreno, llegada muy por debajo de mi tiempo estimado (3h50) y listo para correr mis 100km dentro de 6 días. Eso sí, con bastante más calor!