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martes, 28 de abril de 2015

MARATON DE BOSTON – UN SUEÑO CUMPLIDO



Hace muchos años ya, allá hacia el 2009 cuando corrí el Maratón de Nueva York, quién me iba a decir a mí que iba a completar un sueño, un ciclo : acabar los Five Majors Marathons. Tanto tiempo ha pasado, que los organizadores del circuito, han incluido un sexto Major, Tokio, pero por lo que a mí respecta, por ahora, considero mi sueño realizado. Además, así es como se llama mi blog http://fivemajorsmarathons.blogspot.com.es
No ha sido un trayecto fácil, y durante estos años, el gran auge del correr, ha hecho que las participaciones en las grandes carreras, sean complicadas, y hasta muy complicadas, como en el caso de Boston.
Aunque incluso hoy,  Berlín es más exigente (3h en maratón, creo recordar, para poder participar si no te toca la lotery). Lejos quedan esas inscripciones escalonadas, sin prisas por tomar la decisión de correr o no una u otra carrera, que por 61eur se iba a Berlín, con confirmación inmediata, como yo obtuve en el 2010.
Pero volvemos a Boston, y el por qué es una gran carrera. Empezando, porque es la maratón oficial más antigua del planeta – 1896, y además, es la única que se celebra en Lunes, al ser día festivo en Boston por la celebración del día del patriota.
Asimismo, tiene un recorrido lineal, a semejanza del maratón de Atenas y que dio origen a esta disciplina. Según la altimetría, recorrido favorable pero…de eso nada! Es una carretera con continuos toboganes, sube-baja, que te van limando las fuerzas, casi sin enterarte. De las Five Majors, posiblemente la más dura.
Volamos, en vuelo directo, el sábado, llegando sobre las 17h al hotel. Tras presentarnos en el aeropuerto a Luis Hita, organizador del viaje, que me dio una preciosa sudadera conmemorativa. De ahí, directos a la Expo, que estaba a 5 minutos andando del hotel. Nos hicimos algunas fotos en la línea de llegada y vimos cómo estaba todo casi preparado. Se mascaba el ambiente. La ciudad está volcada al 100% con la carrera. Se estimaba una facturación de 185 millones de dólares durante los días del evento. Es, posiblemente, el mayor empuje a su economía a la ciudad en todo el año. Todo el mundo por la calle es corredor, o familia, amigo de corredor, o aunque no participe, está corriendo. Es espectacular.
Llegamos muy cerca del cierre de la Expo, y quizá por ello, no vimos gran cosa en cuanto a expositores y “detalles” al visitante. Quizá más pequeña de lo que me esperaba, algo decepcionante. Mucho merchandasing y todo pagando. Hasta lo más nimio.
La recogida, rápida, sin colas, previa firma y presentación de DNI. Todo, con normas de seguridad, chequeo de bolsas, etc..
Tras la obtención del dorsal, fuimos a dar una vuelta, para conocer la ciudad, cenar y hacer tiempo para adaptarse cuanto antes al nuevo horario  y así no despertarnos a las 3am!




Al día siguiente, había una pequeña excursión, con autocar, afortunadamente, para ver los sitios más emblemáticos de la ciudad. Eso hizo que al menos, durante la mañana, las piernas estuvieran descansadas. Ya por la tarde, continuamos a pie visitando todo el centro, el bar de Cheers, etc…
Sobre las 17h, nos dirigimos al City Hall, donde se celebraba la fiesta de la pasta. Para el corredor era gratis y para el acompañante, había que pagar 20usd. Estaba muy bien organizada, a pesar de tener que esperar unos 20 minutos en la cola, pues eran muchos los corredores que nos acercamos a cenar. Variedades de pasta, abundante, toda la bebida que quisieras, aguas, refrescos, cerveza, etc.. en un ambiente distendido, con mesas y música animando la velada.
Tras llenar los depósitos de glucógeno a tope, nos fuimos al hotel a descansar. El próximo día iba  a ser largo.
Amanecí sobre las 5am, aunque no me levanté hasta las 6. Los típicos nervios previos de la carrera. No habíamos quedado hasta las 8 en el hotel, para dirigirnos juntos a coger los autobuses de la organización, que nos llevarían al lugar de la salida, Hopkinton, a unos 42,2 km de distancia.
Nos hicimos unas cuantas fotos antes de salir y ya ahí los comentarios eran “menudo día ha amanecido….”. Se esperaba lluvia, pero….el clima nos sorprendió no solo con la lluvia, sino con mucho frio y viento. Un día de perros, vamos.
En cualquier caso, no había mucha solución. Yo llevaba la idea de correr con 2 camisetas técnicas, y por encima llevaba otra camiseta de algodón para el frio, junto con una capa térmica, para tirar la capa y la camiseta antes de la salida. El ropero estaba en la llegada (no había traslado desde la salida a la llegada), por cuestiones de seguridad tras el atentado de hace 2 años. Total, que frio iba  a pasar, pero salí mentalizado. Son cosas que pasan y no hay que darle muchas vueltas. El día no se elige, no se prepara. Los entrenos y la carrera, sí.
 


 Al salir del hotel se veía mucha seguridad por las calles. Todas cortadas, policías con perros buscando bombas por los pallets de comida que estaba preparada para el avituallamiento final, etc…
Sin dorsal no se podía acceder a ningún sitio, ni por supuesto, a los autobuses escolares típicos amarillos que nos llevarían a la salida. Ahí al menos se estaba calentito. El viaje se hizo largo. “Y son 42 km en autobús”!!.....imagina lo largo que se puede hacer corriendo…
Al llegar a la Villa del Atleta, nos pusimos en una carpa para resguardarnos de la lluvia y algo del frio. Aproveché para ponerme vaselina de la organización en cantidad por los pies, pues con la lluvia, la posibilidad de ampollas puede aumentar. Tomé algo más de glucosa, chocolate y nos dirigimos hacia la salida. La verdad es que se me hizo muy corta la estancia allí.
La maratón tenía 4 salidas, espaciadas por 25 minutos cada una. Yo estaba en la 4ª salida : 11:15 am.es lo que tiene no ser profesional…
Tras entrar en el cajón correspondiente, ya vi yo que no iba a ser una salida fácil. Mucha gente y carretera estrecha…tapón asegurado.
No había la típica música de salida, animando a tope. Me pareció una salida algo triste, quizá por la lluvia?
Yo iba ya despojado de toda mi ropa previa de carrera,               mojándome, pero veía alrededor mío a todo el mundo con sus chubasqueros, sudaderas, plásticos, etc…y de repente, oí a un negro gritando exaltado “You are a man, you are a man….”porque era el único valiente ya en camiseta, a pesar de la que estaba cayendo…
La salida, era cuesta abajo, pero imposible correr. Muchísima gente por delante a ritmo mucho más tranquilo. Empecé a adelantar por el bordillo, pero aun así era un continuo arranca-para, que me iba a limar energías. Vi a un par de compañeros pasando veloces por el arcén, peligroso, pero efectivo, así es que me lancé al monte. Efectivamente, se corría más rápido, pero había que estar muy atento al terreno, abrupto, bordillos, etc…me recordó a la San Silvestre y esa primera bajada por Serrano.
Hasta el km 7, no sentí algo de “hueco” para poder correr a ritmo. Para ese entonces, el frio había desaparecido, pero la lluvia y el viento seguían haciendo de las suyas.
La carrera discurre por una carretera, prácticamente recta, que no llana, que nos llevará a la ciudad de Boston. Se ven las típicas casas al borde de la carretera, con su gente fuera animando en los porches y con las barbacoas preparadas para pasar el día. Bastante animación en general, para la que estaba cayendo…
Aunque ya me avisaron, no deja de sorprender que el trayecto es un continuo sube y baja. Son toboganes continuos que como curiosidad, permite que puedas ir viendo a los de delante cómo van subiendo lo que  a ti te tocaré en breve o viceversa.
Intento ponerme en un ritmo cómodo, entre 5:15/5:20, aunque el programado estaba en 5:35. Voy bien, con energía, animado y a la vez concentrado. Es la primera vez que voy a correr un maratón completamente sólo. Sólo, me refiero a sin mis compañeros de fatigas, por lo que los iba a echar de menos, sus risas, sus comentarios, sus sufrimientos, etc…
Me había planteado esta segunda maratón del año de forma tranquila. Disfrutar, y no forzar la máquina. Sentir la carrera y pasarlo. A pesar de todo, siempre hay algo de competitividad dentro, y tampoco era cuestión de ir de paseo…
Llegamos a la milla 12,km 19-20 aprox. famosa porque las chicas de un internado cercano – Wesley- salen a animar y te piden un beso. Es la “Kiss mile”. Toda una graciosa experiencia, que por supuesto quise vivir en primera persona.
Tras pasar por la media maratón, veo que voy 5-6 minutos por debajo del tiempo programado. Bien. Eso me d margen para regularme en la segunda parte de la carrera!
En el km 25 aproximadamente, era el punto de encuentro. No sabía bien si encontraría a Carmen, puesto que los acompañantes tenían que coger un tren para llegar hasta allí. Pero allí estaba la única bandera española que vi en todo el día, por lo que tuve tiempo de avisar de mi llegada, pasar con tranquilidad y sacar todas las fotos posibles. 


A partir de ahí, quedaban 17km, y sin ningún objetivo/meta o algo que me distrajera, por lo que inmediatamente noté como mis piernas empezaban a quejarse. Los cuádriceps empezaban a decir que tantas sube/bajas no les hacían gracia.
Sobre el km28 llegó una gran cuesta. Uff, no me la esperaba. Me habían dicho que era sobre le km 32. No sé, o bien esta es otra o es que se ha equivocado la gente, pero vaya gracia!
Llegó el km 30 y ahí empieza la cuesta. Claro, ésta es la que me contaban. Bueno, subida la primera, esta segunda tampoco es para tanto! A regular y poquito a poco.
Al llegar al km 32, veo que tenían razón. Ahora sí es la famosa “Heartbreak Hill”. No es que fuera más empinada, pero sí más larga. Con cabeza y tranquilo. Ya si que sé que después de esta no hay más. Ya solo queda bajar hasta Boston.
Empiezo a ver mis ritmos algo más lentos, primero esos 5:35 estimados y algún km a 6:00 (los de las cuestas).no me preocupa, porque tengo mucho margen acumulado, por lo que sé que voy a hacer un buen tiempo final.
Eso no quita para que sintiera los cuádriceps muy cargados, pero a favor, no tenía cargados los gemelos ni ninguna otra molestia. Así es que a tirar de cabeza y buscar distracciones.
Tras la gran subida, viene la gran bajada. Mucha gente apostada animando y pidiendo el choque de manos, así es que para la derecha me voy y a chocar manos con todos.es divertido y te ayuda a correr 1 km sin pensar en dolores.
Una anécdota muy curiosa de la carrera fue que para correr, elegí la última camiseta que me habían dado, que como además era de manga larga, pues era perfecta. Era la de la San Silvestre Vallecana del 2014, y en ella ponía WE RUN MAD. (corremos Madrid). Pero en inglés, el significado principal sería Corremos LOCOS!! Así es que decenas de personas me animaban cuando veían la camiseta y se volvían “locos” gritándome “We Run Mad” “I love it!””I want this shirt!”. Era super gracioso. Solo 1 persona oí que decía “We run Madrid!!!” y le levanté el pulgar y sonreí al ver que había deducido el significado real de la camiseta!!
Según nos vamos acercando a la llegada, se empieza a vislumbrar los edificios de Boston. Ya estamos cerca. Unos 5 km. A pesar del dolor de los cuádriceps, hay que aguantar. Hay zonas de gran viento de cara. Muy incomodas para correr, donde intento refugiarme detrás de otro corredor para no gastar tanta energía.
Se me ocurre sacar el móvil e ir haciendo alguna foto del ambiente. Incluso algún video. La gente se vuelve loca cuando grabo. Animan a tope y se me pasan un par de kilómetros volando.
Llego a Boston. Quedan ya un par de kilómetros para disfrutar, sentir la animación, ver a corredores sufriendo, pero superándose a si mismos. Gente que perdió una pierna en las bombas, pero hoy están corriendo con una prótesis, pero acabando por fin su carrera, su maratón.
A 200metros de la llegada me grita un español de los que había conocido al que yo estaba adelantando. Me paro y decido esperarle y acabar juntos. No  me va la vida por unos segundos más o menos.
Llego con alegría, contento de finalizar mi FIVE MAJOR y mi duodécimo maratón.
Te colocan la medalla, preciosa, muy bonita, y nos dan el avituallamiento y una capa térmica muy útil.
Qué frio hace ahora que no corro!
Llegada sin agobios, bien espaciada. Nada que ver con los atascos de NY. El hotel, a 2 manzanas. Deseando ducharme y calentarme. Pero contento de haber corrido en Boston. Carrera emblemática donde las haya.
Ahora a descansar y pensar en nuevos proyectos, que sin duda, harán que algún día tenga que correr en Tokio, por el “y si sí”.


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