Hace muchos
años ya, allá hacia el 2009 cuando corrí el Maratón de Nueva York, quién me iba
a decir a mí que iba a completar un sueño, un ciclo : acabar los Five Majors
Marathons. Tanto tiempo ha pasado, que los organizadores del circuito, han
incluido un sexto Major, Tokio, pero por lo que a mí respecta, por ahora,
considero mi sueño realizado. Además, así es como se llama mi blog
http://fivemajorsmarathons.blogspot.com.es
No ha sido un
trayecto fácil, y durante estos años, el gran auge del correr, ha hecho que las
participaciones en las grandes carreras, sean complicadas, y hasta muy
complicadas, como en el caso de Boston.
Aunque incluso
hoy, Berlín es más exigente (3h en
maratón, creo recordar, para poder participar si no te toca la lotery). Lejos
quedan esas inscripciones escalonadas, sin prisas por tomar la decisión de
correr o no una u otra carrera, que por 61eur se iba a Berlín, con confirmación
inmediata, como yo obtuve en el 2010.
Pero volvemos
a Boston, y el por qué es una gran carrera. Empezando, porque es la maratón
oficial más antigua del planeta – 1896, y además, es la única que se celebra en
Lunes, al ser día festivo en Boston por la celebración del día del patriota.
Asimismo,
tiene un recorrido lineal, a semejanza del maratón de Atenas y que dio origen a
esta disciplina. Según la altimetría, recorrido favorable pero…de eso nada! Es
una carretera con continuos toboganes, sube-baja, que te van limando las
fuerzas, casi sin enterarte. De las Five Majors, posiblemente la más dura.
Volamos, en
vuelo directo, el sábado, llegando sobre las 17h al hotel. Tras presentarnos en
el aeropuerto a Luis Hita, organizador del viaje, que me dio una preciosa
sudadera conmemorativa. De ahí, directos a la Expo, que estaba a 5 minutos
andando del hotel. Nos hicimos algunas fotos en la línea de llegada y vimos cómo
estaba todo casi preparado. Se mascaba el ambiente. La ciudad está volcada al
100% con la carrera. Se estimaba una facturación de 185 millones de dólares
durante los días del evento. Es, posiblemente, el mayor empuje a su economía a
la ciudad en todo el año. Todo el mundo por la calle es corredor, o familia, amigo
de corredor, o aunque no participe, está corriendo. Es espectacular.
Llegamos muy
cerca del cierre de la Expo, y quizá por ello, no vimos gran cosa en cuanto a
expositores y “detalles” al visitante. Quizá más pequeña de lo que me esperaba,
algo decepcionante. Mucho merchandasing y todo pagando. Hasta lo más nimio.
La recogida,
rápida, sin colas, previa firma y presentación de DNI. Todo, con normas de
seguridad, chequeo de bolsas, etc..
Tras la
obtención del dorsal, fuimos a dar una vuelta, para conocer la ciudad, cenar y
hacer tiempo para adaptarse cuanto antes al nuevo horario y así no despertarnos a las 3am!
Al día
siguiente, había una pequeña excursión, con autocar, afortunadamente, para ver
los sitios más emblemáticos de la ciudad. Eso hizo que al menos, durante la
mañana, las piernas estuvieran descansadas. Ya por la tarde, continuamos a pie
visitando todo el centro, el bar de Cheers, etc…
Sobre las 17h,
nos dirigimos al City Hall, donde se celebraba la fiesta de la pasta. Para el
corredor era gratis y para el acompañante, había que pagar 20usd. Estaba muy
bien organizada, a pesar de tener que esperar unos 20 minutos en la cola, pues
eran muchos los corredores que nos acercamos a cenar. Variedades de pasta, abundante,
toda la bebida que quisieras, aguas, refrescos, cerveza, etc.. en un ambiente
distendido, con mesas y música animando la velada.
Tras llenar
los depósitos de glucógeno a tope, nos fuimos al hotel a descansar. El próximo día
iba a ser largo.
Amanecí sobre
las 5am, aunque no me levanté hasta las 6. Los típicos nervios previos de la
carrera. No habíamos quedado hasta las 8 en el hotel, para dirigirnos juntos a
coger los autobuses de la organización, que nos llevarían al lugar de la
salida, Hopkinton, a unos 42,2 km de distancia.
Nos hicimos
unas cuantas fotos antes de salir y ya ahí los comentarios eran “menudo día ha
amanecido….”. Se esperaba lluvia, pero….el clima nos sorprendió no solo con la
lluvia, sino con mucho frio y viento. Un día de perros, vamos.
En cualquier
caso, no había mucha solución. Yo llevaba la idea de correr con 2 camisetas
técnicas, y por encima llevaba otra camiseta de algodón para el frio, junto con
una capa térmica, para tirar la capa y la camiseta antes de la salida. El
ropero estaba en la llegada (no había traslado desde la salida a la llegada),
por cuestiones de seguridad tras el atentado de hace 2 años. Total, que frio
iba a pasar, pero salí mentalizado. Son
cosas que pasan y no hay que darle muchas vueltas. El día no se elige, no se
prepara. Los entrenos y la carrera, sí.
Sin dorsal no
se podía acceder a ningún sitio, ni por supuesto, a los autobuses escolares
típicos amarillos que nos llevarían a la salida. Ahí al menos se estaba
calentito. El viaje se hizo largo. “Y son 42 km en autobús”!!.....imagina lo
largo que se puede hacer corriendo…
Al llegar a la
Villa del Atleta, nos pusimos en una carpa para resguardarnos de la lluvia y
algo del frio. Aproveché para ponerme vaselina de la organización en cantidad
por los pies, pues con la lluvia, la posibilidad de ampollas puede aumentar.
Tomé algo más de glucosa, chocolate y nos dirigimos hacia la salida. La verdad
es que se me hizo muy corta la estancia allí.
La maratón tenía
4 salidas, espaciadas por 25 minutos cada una. Yo estaba en la 4ª salida :
11:15 am.es lo que tiene no ser profesional…
Tras entrar en
el cajón correspondiente, ya vi yo que no iba a ser una salida fácil. Mucha
gente y carretera estrecha…tapón asegurado.
No había la
típica música de salida, animando a tope. Me pareció una salida algo triste,
quizá por la lluvia?
Yo iba ya
despojado de toda mi ropa previa de carrera,
mojándome, pero veía alrededor mío a todo el mundo con sus chubasqueros, sudaderas,
plásticos, etc…y de repente, oí a un negro gritando exaltado “You are a man,
you are a man….”porque era el único valiente ya en camiseta, a pesar de la que
estaba cayendo…
La salida, era
cuesta abajo, pero imposible correr. Muchísima gente por delante a ritmo mucho
más tranquilo. Empecé a adelantar por el bordillo, pero aun así era un continuo
arranca-para, que me iba a limar energías. Vi a un par de compañeros pasando
veloces por el arcén, peligroso, pero efectivo, así es que me lancé al monte.
Efectivamente, se corría más rápido, pero había que estar muy atento al
terreno, abrupto, bordillos, etc…me recordó a la San Silvestre y esa primera
bajada por Serrano.
Hasta el km 7,
no sentí algo de “hueco” para poder correr a ritmo. Para ese entonces, el frio
había desaparecido, pero la lluvia y el viento seguían haciendo de las suyas.
La carrera
discurre por una carretera, prácticamente recta, que no llana, que nos llevará
a la ciudad de Boston. Se ven las típicas casas al borde de la carretera, con
su gente fuera animando en los porches y con las barbacoas preparadas para
pasar el día. Bastante animación en general, para la que estaba cayendo…
Aunque ya me
avisaron, no deja de sorprender que el trayecto es un continuo sube y baja. Son
toboganes continuos que como curiosidad, permite que puedas ir viendo a los de
delante cómo van subiendo lo que a ti te
tocaré en breve o viceversa.
Intento
ponerme en un ritmo cómodo, entre 5:15/5:20, aunque el programado estaba en
5:35. Voy bien, con energía, animado y a la vez concentrado. Es la primera vez
que voy a correr un maratón completamente sólo. Sólo, me refiero a sin mis
compañeros de fatigas, por lo que los iba a echar de menos, sus risas, sus
comentarios, sus sufrimientos, etc…
Me había
planteado esta segunda maratón del año de forma tranquila. Disfrutar, y no
forzar la máquina. Sentir la carrera y pasarlo. A pesar de todo, siempre hay
algo de competitividad dentro, y tampoco era cuestión de ir de paseo…
Llegamos a la
milla 12,km 19-20 aprox. famosa porque las chicas de un internado cercano –
Wesley- salen a animar y te piden un beso. Es la “Kiss mile”. Toda una graciosa
experiencia, que por supuesto quise vivir en primera persona.
Tras pasar por
la media maratón, veo que voy 5-6 minutos por debajo del tiempo programado. Bien.
Eso me d margen para regularme en la segunda parte de la carrera!
En el km 25
aproximadamente, era el punto de encuentro. No sabía bien si encontraría a
Carmen, puesto que los acompañantes tenían que coger un tren para llegar hasta
allí. Pero allí estaba la única bandera española que vi en todo el día, por lo
que tuve tiempo de avisar de mi llegada, pasar con tranquilidad y sacar todas
las fotos posibles.
A partir de
ahí, quedaban 17km, y sin ningún objetivo/meta o algo que me distrajera, por lo
que inmediatamente noté como mis piernas empezaban a quejarse. Los cuádriceps
empezaban a decir que tantas sube/bajas no les hacían gracia.
Sobre el km28
llegó una gran cuesta. Uff, no me la esperaba. Me habían dicho que era sobre le
km 32. No sé, o bien esta es otra o es que se ha equivocado la gente, pero vaya
gracia!
Llegó el km 30
y ahí empieza la cuesta. Claro, ésta es la que me contaban. Bueno, subida la primera,
esta segunda tampoco es para tanto! A regular y poquito a poco.
Al llegar al
km 32, veo que tenían razón. Ahora sí es la famosa “Heartbreak Hill”. No es que
fuera más empinada, pero sí más larga. Con cabeza y tranquilo. Ya si que sé que
después de esta no hay más. Ya solo queda bajar hasta Boston.
Empiezo a ver
mis ritmos algo más lentos, primero esos 5:35 estimados y algún km a 6:00 (los
de las cuestas).no me preocupa, porque tengo mucho margen acumulado, por lo que
sé que voy a hacer un buen tiempo final.
Eso no quita
para que sintiera los cuádriceps muy cargados, pero a favor, no tenía cargados
los gemelos ni ninguna otra molestia. Así es que a tirar de cabeza y buscar
distracciones.
Tras la gran
subida, viene la gran bajada. Mucha gente apostada animando y pidiendo el
choque de manos, así es que para la derecha me voy y a chocar manos con
todos.es divertido y te ayuda a correr 1 km sin pensar en dolores.
Una anécdota
muy curiosa de la carrera fue que para correr, elegí la última camiseta que me
habían dado, que como además era de manga larga, pues era perfecta. Era la de
la San Silvestre Vallecana del 2014, y en ella ponía WE RUN MAD. (corremos
Madrid). Pero en inglés, el significado principal sería Corremos LOCOS!! Así es
que decenas de personas me animaban cuando veían la camiseta y se volvían
“locos” gritándome “We Run Mad” “I love it!””I want this shirt!”. Era super
gracioso. Solo 1 persona oí que decía “We run Madrid!!!” y le levanté el pulgar
y sonreí al ver que había deducido el significado real de la camiseta!!
Según nos
vamos acercando a la llegada, se empieza a vislumbrar los edificios de Boston.
Ya estamos cerca. Unos 5 km. A pesar del dolor de los cuádriceps, hay que
aguantar. Hay zonas de gran viento de cara. Muy incomodas para correr, donde
intento refugiarme detrás de otro corredor para no gastar tanta energía.
Se me ocurre
sacar el móvil e ir haciendo alguna foto del ambiente. Incluso algún video. La
gente se vuelve loca cuando grabo. Animan a tope y se me pasan un par de
kilómetros volando.
Llego a
Boston. Quedan ya un par de kilómetros para disfrutar, sentir la animación, ver
a corredores sufriendo, pero superándose a si mismos. Gente que perdió una
pierna en las bombas, pero hoy están corriendo con una prótesis, pero acabando
por fin su carrera, su maratón.
A 200metros de
la llegada me grita un español de los que había conocido al que yo estaba
adelantando. Me paro y decido esperarle y acabar juntos. No me va la vida por unos segundos más o menos.
Llego con
alegría, contento de finalizar mi FIVE MAJOR y mi duodécimo maratón.
Te colocan la
medalla, preciosa, muy bonita, y nos dan el avituallamiento y una capa térmica
muy útil.
Qué frio hace
ahora que no corro!
Llegada sin
agobios, bien espaciada. Nada que ver con los atascos de NY. El hotel, a 2
manzanas. Deseando ducharme y calentarme. Pero contento de haber corrido en
Boston. Carrera emblemática donde las haya.
Ahora a
descansar y pensar en nuevos proyectos, que sin duda, harán que algún día tenga
que correr en Tokio, por el “y si sí”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario