Última maratón
de mi objetivo de 6 maratones en 6 meses. Convencido de que voy a acabarla,
pero con el gran respeto que siempre me da Madrid. Como siempre digo, la
maratón urbana más dura del mundo. Sus continuas subidas y bajadas, el tiempo
tan lluvioso o tan caluroso, uff, siempre tienes ese miedo al enfrentarte a
esta carrera.
Este año se
preveía calor. Fresco al principio, pero luego iba a calentar, y mucho. Habría
que tener especial cuidado con la hidratación. Tantos meses entrenando con frio
y lluvia y ahora con el calor, el cuerpo no iba a estar preparado.
Quedé en el
Ayuntamiento, con Nacho y Antonio (de Jaén), pero solo vi a Antonio. Nacho
llegó tarde y fue directo a su cajón de salida – el 2- para intentar correr a
sus deseados 3h30. No íbamos a correr juntos esta carrera.
Antonio, en su
91 maratón, iba a su ritmo controlado, para 4h15, por lo que me encontré con la
duda de qué hacer. Lo razonable, ir a las 4h15. Mi corazón, apretar en la
primera mitad para ir sobre los 5:30min/km y tener cierto margen para la
segunda- y dura- mitad, para intentar acabar en 3h59!.
Sabía que no
había preparado especialmente esta carrera. Mi mente y entrenos estaban en la
preparación del Ironman de Agosto, por lo que, 1-2 salidas largas de 17-18km,
pero nada más. Era poco, muy poco. Además el viernes había tenido mis 3h de
bici, y no llegaba muy descansado a la carrera, por lo que mis dudas
aumentaban.
La maratón,
nuevamente en Madrid, comparte calle y horario con la media maratón, por lo que
la aglomeración de gente en los primeros tramos es bestial y muy incómoda para
coger ritmo y correr. Finalmente decido hacer caso a mi corazón (y no a la
cabeza), y salir rápido la primera mitad. No me noto bien, malas sensaciones en
general, las piernas se notan pesadas desde el km 2 y todavía haciendo la digestión
del desayuno (el chorizo de los macarrones me está matando!). Con todo ello,
pienso que se va a hacer muy larga esta
carrera, y además, sin ninguna compañía.
Sobre el km 4
iban a estar mis padres. Bueno, un aliciente para despejar mi mente. Yo los veo
claramente, ellos, imposible darse cuenta, con la marea de gente que pasamos
por ahí, saludo rápido y a no perder el ritmo.
Voy bebiendo
mi powerade preparado desde casa, y eso hace que pueda evitar los 2-3 primeros
avituallamientos, donde la gente se cruza sin mirar ni pensar. Sobre el km6-7,
Tomás con la cara de despistado, intentando verme, pero imposible, nos
saludamos y a seguir. Poco más tarde veo a David Perlado, le grito, no me oye,
vuelvo a gritar ya pasando y nos vemos desde lejos. No esperaba verlo!
Vamos a
afrontar ya la bajada de Bravo Murillo. De momento las piernas aguantan. No van
finas, pero tampoco se cargan más.
Al correr
media y maratón a la vez, te va pasando mucha gente y te hace pensar si es que
van más fuertes que tú, si es que yo he bajado el ritmo, pero creo que es
porque ellos van a la media y tu vas reservón a la maratón, pero
psicológicamente es complicado correr así.
Siguen pasando
los kilómetros y pronto llegamos a la Puerta del Sol. Es uno de los sitios que más
animación tiene. Hay zonas estrechas y con mucha gente. Nos dirigimos hacia el
Palacio de Oriente. Ahí había quedado con Carmen y las niñas. No las veo, agobia
no poder verlas. No habrán llegado, no las he visto??
Cojo agua en
el siguiente avituallamiento. Bebo toda la botella. Noto que me sienta muy
bien. Me quita el dulzor del powerade y me asienta el estómago. Decido que no
voy a tomar geles ni powerade. Espero no pagar mi confianza.
Cruzo la
media, con un margen de 6 minutos mejor que lo planificado mentalmente. Ahora,
incluso yendo reservón, podría cumplir mi objetivo, pero sigo a ritmo alto.
Aguantaré hasta lo que den las piernas.
Estoy
corriendo solo, sin mis compañeros de mis maratones y me da que pensar. Merece
la pena el esfuerzo solitario? Me aburre correr solo y me divierte pasarlo bien
charlando mientras corro. Les echo en falta. Llego sobre el km26, cojo los
geles “por si acaso”, pero no los tomo, y entramos en la casa de campo. Las primeras
cuestas, ya te ponen en tu sitio, pero pienso que son solo 5km, no los 10km que
se corrían antes. No bajo el ritmo. Si sigo asi hasta la salida de la Casa de
Campo, los últimos 10km, aunque venga el muro, podré cumplir mi objetivo. Pero
qué muro, no existe el muro, solo hay escombros!!,escucho al salir de la Casa
de Campo por la Puerta del Angel. Y me da mi título para esta crónica y me lo
repito durante los próximos 10 km.
El conocerme
el recorrido, el saber cuándo viene la siguiente cuesta, etc, me hace más
fuerte. Aguanto muy bien mi ritmo. No decae, y me sorprenden mis piernas,
fuertes y resistentes. No se quejan.
Llegamos a la
parte más dura, los 2-3 km de subida hasta Atocha. Empiezo a adelantar a
corredores, no he bajado mi ritmo, no pienso en nada. Voy tranquilo, mirando
como poco a poco se va acabando la subida. Al llegar a Atocha, Madrid me
emociona. Por fin!!
Muchísima
gente animando, y sientes como te empujan, como te llevan. Uff, algo que había
sentido en otras ciudades, como Londres, NY, Chicago, pero nunca en Madrid,
ciudad siempre muy fría. Pero este año no. El buen tiempo, los extranjeros que
acuden y los corredores de la media que ya habían acabado, estaban ahí animando
a tope.
Solo quedaban
5 km, pero había que ir con cabeza. Todavía quedaban duras subidas. Subidas que
me sorprendieron hace 2 años, y que se me hicieron eternas, pero esta vez iba
preparado. Poco a poco. Llego a Colon, el segundo punto de encuentro con
Carmen. Tampoco la veo. Subo por Goya, despacio pero firme. Y allí estaban, en
la esquina. Oigo que me esperarán en el km 41, y yo a seguir subiendo. Por fin
en el km 40,5, fin de la subida y ahora llano con tendencia a la baja. Aprieto.
Voy muy bien. Esquivo a mucha gente.
Choco la mano con Belen y Carmen y oigo que me dicen que estoy cerca de Nacho.
Aprieto más, como a ritmo de entreno. Muy fuerte. Busco una camiseta verde
claro, sigo fuerte y entro en Retiro. Mucha animación y recuerdo cómo entré
hace 4 años con Nacho gritando como locos. Esta vez yo solo. Veo a uno con un
pañuelo y camiseta verde, será él? Le grito, sí, vamos, vamos!!
Le noto de bajón,
y alucinado; yo a tope, y vamos, vamos….saca fuerzas de donde no las tiene, y
apretamos y animamos al público y ellos a nosotros. Llegamos juntos y abrazados.
Qué alegría
poder verle y compartir unos minutos juntos!
Ya pensamos
cuando correremos juntos otra vez, Berlín? Qué lejos!! Pero nos lo pasaremos
bien, seguro!
Por cierto,
objetivo cumplido : 6 Maratones en 6
meses!!!
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