LOS 100KM EN 24 H DE CORRICOLARI – 9-10 DE JUNIO DE 2012
Son varias las crónicas que se pueden leer y que he leído de esta carrera por internet. He cogido una de ellas para adaptarla y modificarla con mis comentarios, conservando la estructura que tenia, la división de las etapas, pues es una buena forma de entender y ver las distintas fases por la que va pasando la carrera.
”If you can’t run, then walk. And if you can’t walk, then crawl. Do what you have to do. Just keep moving forward and never, ever give up”
No he querido que pase mucho tiempo entre la escritura de esta crónica y la prueba del pasado sábado-domingo (9-10 de junio) porque quería tener fresco los recuerdos y escribir por boca de mis pies doloridos y sus ampollas y, a la vez, con una emoción desbordada por el reto superado. Tampoco quiero dejar que se escapen los recuerdos y sensaciones de la prueba, así que escribo aun con heridas en los pies pero con la emoción de la prueba muy viva.
La prueba empezó hace algunas semanas cuando con mis amigos Nacho y Perico decidimos participar en una prueba que siempre me había producido mucha admiración y respeto. ¿cómo se hacen los 100km en 24h? ¿corriendo? ¿andando? ¿se duerme o se hace de seguido? ¿vas solo o con gente? ¿cuánto se descansa? Siempre nos han dicho que las carreras deben empezarse y terminarse sin andar a ser posible. No importa lo lento que corras, pero tienes que correr, si no, no es lo mismo…pero esta carrera es diferente.
Las estadísticas decían que solo la termina un 40% y ese dato había que tenerlo en cuenta, pues, si llegaba el momento de abandonar, iba a ser muy duro, tanto para el que abandonara, como para los que continuaran.
La prueba, se planteaba, no solo con una gran preparación física, sino también mental, a la vez que logística, donde había que decidir bien el material a utilizar, qué poner en cada mochila y cuántas paradas había que hacer.
1. La llegada a Colmenar Viejo y la línea de salida
Llegué al Polideportivo Juan Antonio Samaranch en Colmenar sobre las 11 de la mañana. Ahí estaba Nacho esperándome, para dejarme el frontal y darme la camiseta conmemorativa que habíamos preparado para la ocasión. Era preciosa. “No estamos locos, sabemos lo que queremos”
Aproveché para darme vaselina en los pies y colocar los polvos de talco en las zapatillas. Hacer los últimos retoques en las mochilas y llevarlas a los correspondientes camiones que las repartirían a los distintos polideportivos por los que luego pasaríamos. Eran momentos de nervios. Momentos de fotos. Comprobar si hemos metido en la mochila todo lo necesario y de no equivocarse con las bolsas que dejamos en los polideportivos.
Llegó Perico, sobre las 11.15h, acompañado por toda la familia. Fotos varias y la tensión en el ambiente en aumento.
Va llegando el momento de la salida. Momento para las últimas fotos, los últimos abrazos, despedirnos de Nacho, con gran pena, tanto para el por no participar, como para nosotros, por no poder acompañarnos. Su lesión 2 días antes de la carrera había sido un golpe muy duro. El destino es así. Tanta preparación que había hecho, a nivel físico como organizativo. Tanta ilusión que había puesto…..
Estábamos obligados a acabar este reto y dedicárselo a él. Era un aliciente más.
Y salimos…
2. Primera etapa: “Colmenar Viejo-Colmenar Viejo”. La Larga Marcha (34 kms)
Con la música de Vangelis (“Conquest of Paradise”) emprendemos la marcha. Nos situamos sobre la mitad, más o menos y comenzamos a andar. Disfrutando de la primera vuelta a la pista de atletismo, escuchando la sintonía, saludando a Paloma que estaba en las gradas y pensando si antes de 24h podríamos estar nuevamente dando esta vuelta a la pista de atletismo, ya de regreso, con el objetivo cumplido.
No tardamos en arrancar. Muchos salieron corriendo desde las primeras rampas y otros muchos lo tomamos con más calma.
No tenemos que impacientarnos, que esto consiste en tomárselo con calma: trotar en los llanos y en las cuestas abajo y caminar a buen paso cuesta arriba. Hay que seguir el planning establecido. Retumban en mi cabeza las sabias palabras de Nacho cuando corremos un maratón : David, tranquilo, que esto es muy largo….Pues hoy, con 100km, me digo una y otra vez…esto es todavía mucho más largo….tranquilo, y sigamos con el planning.
Poco a poco vamos entrando en calor y seguimos el ritmo mezcla de trote y marcha. La salida de Colmenar es cuesta arriba, pero estamos fuertes. Disfrutamos de estos primeros minutos a un ritmo tranquilo comparado con lo que estamos acostumbrados en los 10km o en las medias maratones.
El terreno es muy irregular, piedras, cuestas, desniveles, agua, pequeños riachuelos. Sabes que esto se paga. Quizá no ahora, pero los pies te lo recordarán dentro de algunas horas, dentro de unas decenas de kilómetros. Pasamos unos cortafuegos, pequeños riachuelos, repechos, grietas…
Poco a poco van pasando los kilómetros. El paisaje es espectacular. Sopla una ligera brisa y el sol aun no aprieta. Disfrutamos del trote, de la conversación, de las bromas, del paisaje,…
En el primer avituallamiento, km7,5 – veo de repente a Cristina! Qué hacia ahí??
Se había subido una cuesta y ahí estaba sola mirando a los participantes. Carmen y Belén estaban abajo. Con la inercia de la carrera, seguimos corriendo cuesta abajo y Cristina, ante la llegada de una bici, pierde el equilibrio, resbala y se roza con el suelo.
Menudo traspiés, paramos, la recogemos, viene el samur que estaba donde el avituallamiento…..más nervios para el cuerpo. Al final no es nada grave, solo unos rasguños sin importancia.
Continuamos el camino, hacia el km 16, donde es realmente el punto de encuentro acordado con Carmen, Tomas y Carmina. Espero que lo encuentren!!
El sol comienza a apretar. Aunque no apetece, comemos plátanos en los avituallamientos. Son ricos en potasio, y nos vendrán muy bien para retrasar al máximo la aparición de calambres y agujetas. Son las dos y pico de la tarde y tras una gran bajada, llegamos al avituallamiento 3 donde están Carmen, Tomas, Carmina y las niñas. Paramos a beber tranquilamente, hacernos unas fotos y despedirnos hasta la tarde/noche –km50- para quedar a cenar. ¿Llegaremos a ese punto? ¿Y en qué condiciones? Será nuestro record de kilómetros. Nunca hemos realizado esa distancia. Las primeras dudas empiezan a aparecer.
Llevamos más de veinte kilómetros en las piernas. Las sonrisas se hacen muecas. Los bidones de agua se agotan cada vez más deprisa. Comienzan a pesar las cuestas arriba e incluso trotar se hace pesado.
Y lo más importante ¿resistiré 100kms si en el km 30 estoy mal?
Pasamos al lado de gente que se les ve que van ya con tirones, quejándose de los gemelos, etc…. Podíamos ser cualquiera de nosotros. Nos instamos el uno al otro a beber agua y a tomarlo con calma. Se ven las primeras bajas…¿cuándo me tocará a mi? ¿hasta cuándo resistiré? ¿tiene sentido seguir en algo así? ¿Será mejor por la tarde y por la noche?
Llegamos a Colmenar en un buen tiempo. Mejor incluso que en el día del entreno. Acordamos hacer una parada corta, para no enfriarnos demasiado y que no nos apetezca reemprender la marcha. Cambio de calcetines, vaselina y nueva camiseta. A pesar de ello, se nos escapan fácilmente 20 minutos casi sin darnos cuenta.
Coincidimos en que la cosa no ha sido tan fácil como parecía hacerse 35 kms trotando por el campo…no nos atrevemos de hablar de retirada y, es verdad, las fuerzas vuelven con un poco de descanso, de comida, de bebida y por los ánimos de los que nos apoyan en la distancia.
Ya ha pasado lo peor, nos decimos. Y la siguiente etapa “solo” es de 17 kms…
3. Segunda etapa: “Colmenar Viejo-Tres Cantos”. (17 kms)
Salimos de Colmenar de nuevo. Esta vez tomamos enseguida el camino de tierra girando a la derecha del Polideportivo. Nos encontramos con un grupo de corredores que llevan una camiseta con un lema también muy original….”Hoy entrenamos 100km” Nos estaremos pasando varias veces durante el resto de la carrera.
El calor aprieta cada vez más. Alcanzamos los 28,5ºC, y con los kilómetros que ya llevamos en las piernas, se va notando. Intentamos hidratarnos más y mejor, para evitar la deshidratación.
Seguimos con el plan establecido de trote-marcha dependiendo del terreno. Los primeros kilómetros cuesta abajo son agradables. No se notan los cuarenta y pico kms que llevamos encima. Esto funciona!
Llegamos al avituallamiento 9 y llamamos a Nacho para decirle que sobre 1 hora nos vemos en Tres Cantos. Queremos nuestra cena, que nos la hemos ganado!! El se sorprende de que ya estemos por ahí. Vamos muy bien de tiempo. Mejor de lo planificado.
Empiezan de nuevo los repechos camino a Tres Cantos y la cosa se complica de sobremanera. Esto ya no es un camino de rosas…aunque puede llevarse de forma digna.
Pasamos por primera vez el río (luego tendríamos que pasarlo otras 10 veces). Ha hecho tanto calor durante las 2 últimas semanas que está prácticamente seco en este punto. Me hace pensar si también estará seco en los otros 10 puntos! Sería una gran noticia, pues hay que cruzarlo por unas piedras, de noche, y con el cansancio acumulado de 90km en tus pies, por lo que las posibilidades de resbalar son grandes.
Perico empieza a no “ver” las bajadas y prefiere no correr tanto y “marchar” más. El calor hace mella en las fuerzas y las primeras grandes dudas empiezan a aparecer. Me comenta que está revuelto de estomago y con ganas de devolver. Es un mal síntoma. El estomago se cierra a las 8h de estar haciendo ejercicio y cada vez es mas difícil hacerle tomar tanto líquidos como sólidos. Creo que está algo deshidratado y eso que le he visto comer y beber regularmente.
Yo me encuentro sorprendentemente bien. No noto nada en concreto que me haga dudar. No me esperaba llegar tan entero a estas alturas de carrera. Además, creo que sigo sin ampollas, por lo que estoy muy animado y con ganas de continuar.
Llegamos al casco urbano de Tres Cantos. Cruzamos el puente y entramos en la ciudad (que tendremos que atravesar varias veces durante el camino). Somos los primeros sorprendidos de que hayamos llegado “tan lejos”.
Llegamos al Polideportivo tras dejar atrás 51kms!! (ya hemos pasado el Ecuador, esto está hecho!!). Tiempo para descansar de nuevo, cambiarse de calcetines y ponerse vaselina de nuevo, cenar la fantástica pasta que nos ha preparado Nacho, coger algo de abrigo y el frontal…lo necesitaremos dentro de un par de horas cuando llegue la noche…
4. Tercera etapa: “Tres Cantos-San Sebastián de los Reyes”. Llega la Noche (21 kms)
Salimos de nuevo animados hacía San Sebastián de los Reyes. Con fuerzas renovadas por la parada en Tres Cantos (parece que la pasta nos ha dado una energía tremenda y hasta a Perico le ha asentado el estomago y se encuentra bastante bien). Se va haciendo la noche y es hora de encender los frontales, pero lo retrasamos lo máximo posible. Todavía no vemos a nadie con el frontal encendido y hay una pequeña luminosidad que da un bonito ambiente y un atardecer precioso. Nos preguntamos si también nos gustará el amanecer…..indicará que estamos llegando!!
El trote-marcha se convierte en casi todo marcha. El camino es irregular y pedregoso, y con la oscuridad y -por qué no- las pocas fuerzas hacen que predomine la sensatez y no forcemos una caída o torcedura a estas alturas de la prueba (poco después nos resignamos a tener que abandonar el trote).
Vamos bordeando el muro del Castillo de Viñuelas. La charla animada hace que todo sea más ameno. Disfrutamos de la conversación y de los recuerdos de tantas aventuras juntos. Y esta iba a ser una más.
Llegamos a un punto donde el camino se estrecha y los árboles y arbustos casi cubren nuestras cabezas, por lo que impide el paso de la poca luz que quedaba. Enchufamos nuestros frontales y “disfrutamos” de esta nueva experiencia. Hay que estar atentos en las pisadas para evitar accidentes.
El tramo es muy bonito y lo tengo muy fresco en la mente, tras haberlo realizado de día hace relativamente poco. Eso me ayuda mucho, tanto para saber la dirección a seguir, sin tener que mirar mapas ni gps, como para sentirme a gusto mentalmente.
La zona de las urbanizaciones de Ciudad del Campo y Fuente del Fresno son puntos donde puedes perderte fácilmente si no lo conoces. E incluso conociéndolo, no me fio y enciendo el GPS por primera vez. No quiero hacer metros innecesarios…..
Estamos en el km 65, y Perico me dice que va a abandonar. Que llega a Sanse y se retira. Ha hecho más de lo que podía pensar. Llama a su padre para que vaya a recogerle. Nos quedan 6 kilómetros juntos y quizá fueron los más distendidos. Nos reímos a carcajadas. Los disfrutamos al máximo. En ningún momento aflojó el ritmo. Increíble su fuerza. Iba muy tocado. De pies, de piernas, de estomago. Pero siguió como si nada. Posiblemente debería haberlo dejado en el km50, pero no quiso dejarme tanto tiempo sólo, no quiso que yo me hundiera. Mil gracias. Esos 21km extras lo pasamos fenomenal. Fue una gran aventura y los disfrutamos a tope.
Encontramos el camino que lleva a San Sebastián sin problemas. Es noche cerrada y se ve poco, muy poco. Oímos unos gritos por delante. Eran unos participantes que avisaban a alguien que se había perdido. Era una zona donde hay un puente de madera y hay un giro de 90º a la derecha. Recuerdo que cuando lo hicimos de día había ahí montada una romería y un todoterreno quiso cruzar el rio y se quedó tirado al mojársele el alternador!!. La verdad es que si no llega a ser por esos gritos y sus luces quizá nosotros también hubiésemos seguido recto y hubiésemos tenido que regresar para encontrar el camino correcto. Es un punto a tener en cuenta y a partir de ahora, hay que estar con los sentidos al máximo, para evitar este tipo de situaciones.
Los últimos dos kilómetros antes de llegar a Sanse son por un camino muy muy irregular y cuesta arriba. Se nota. Parecen interminables. ¿Cuándo terminan? Al final de la cuesta veo que el camino gira a la izquierda. Ya estamos en Sanse!! (km 71!). Estoy bastante tocado pero contento. Me duelen mucho los pies…
Los últimos 6km han mermado mucho mis fuerzas. De notar que estoy perfectamente, sin ningún tipo de síntoma, a notar bastante cansancio, dolores de piernas, pies, etc…en cuanto ha aparecido el cansancio, ha ido progresando exponencialmente.
Perico lo deja. No puede apenas andar. No puede ser…teníamos que llegar todos! Pero sabíamos que esto podía pasar. Lo habíamos hablado y estábamos mentalizados para ello. Era duro. Pero así yo ya tenía dos grandes motivos para acabar. Nacho y Perico : acabar por ellos.
Al quitarme los calcetines vi las ampollas….no se cómo iba a aguantar. Ahora que estoy “tan cerca” (“solo” 29 kms de vuelta a Colmenar -pasando por Tres Cantos-).
Me cambié de calcetines y me puse vaselina. La parada fue muy corta. No quería enfriarme en exceso y no quería que la despedida me afectara demasiado. Me quedaban 29km en soledad, y de noche.
Sabía que las estadísticas de esta carrera indican que el gran abandono de gente se produce en este pabellón. El cansancio, la noche, las ampollas….hacen que la gente se derrumbe y se decida a abandonar. Poder irse a casa a dormir y recuperarse….
Pero las estadísticas también decían que el 90% de los que salen del pabellón, llegan a meta. Por eso, quería salir cuanto antes de allí. Si salía, mentalmente es como si supiera que iba a llegar a Colmenar.
5. Cuarta etapa: “San Sebastián de los Reyes-Tres Cantos” (15kms). Monotonía
Voy solo, y se nota moralmente. Quiero terminar ya, llegar a Colmenar lo antes posible y descansar. Son “solo” 15 kms pero se hacen eternos. Los kilómetros van pasando en silencio. Los pies empiezan mejor. Sé que la mano de pintura de boxes pasará pronto y volverán los problemas.
Van pasando los kilómetros…llego al cementerio de Tres Cantos. Tomo el “carril bici” camino al polideportivo de Tres Cantos. Te vas cruzando con corredores que van ya de vuelta hacia Colmenar. Piensas que te sacan unos 4km, qué envidia!!
Después de lo que parece una eternidad llega el puente de Tres Cantos que cruzamos horas atrás. ¿Qué sentido tiene volver a Tres Cantos -cruzar de nuevo toda la ciudad- cuando podríamos ir directamente ya a Colmenar? No way. Hay que sellar el rutómetro y, en el fondo, sabes que los kilómetros tendrías que hacerlos de cualquier forma.
Así que cruzo por segunda vez todo Tres Cantos y llego de nuevo al Polideportivo. Se ve mucha menos gente que antes. Muchas retiradas y mucha gente que va por delante (y por detrás). Mis pies cada vez están más doloridos-. Decido no cambiarme de calcetines. No quiero verme los pies. No quiero excusas. Puesto que Perico se había quedado con la mochila de Sanse, pienso que para ahorrarme la espera en Colmenar hasta que traigan las mochilas de vuelta, puedo coger la mochila de Tres Cantos y llevarla a cuestas. Dicho y hecho. Sello el rutómetro, agarro la mochila y salgo rápidamente de Tres Cantos. Cuanto antes salga, antes llegaré.
Ya solo queda la última etapa y…la meta!!!
6. Quinta etapa: “Tres Cantos-Colmenar Viejo” ( 14 kms). “Y por fin…”
Retomo la marcha. Ya solo queda “lo más fácil”. Oficialmente solo son unos 14 km hasta Colmenar.
Irremediablemente pase lo que pase cruzaré la meta y seré “Ultrafondista”. Tengo tiempo de sobra. Mis ampollas y cierta sobrecarga en el isquiotibial derecho, hacen que mi ritmo baje tremendamente. Es posible que además, el llevar la mochila a cuestas me penalice. Me quedan 12 km y tengo la sensación de que se me van a hacer muy largos.
En el km 90, dudo si hay más avituallamientos. Me dicen que sí, que en el 95 estará el último. Me dan una botella de agua que no consigo ni abrir. Se ofrecen para abrirla. Y me ofrecen que me siente y descanse un rato. Debo tener cara muy cansada, está claro. Levanto la cabeza y alcanzo a decir : “si me siento, ya no me levanto”. Que tengas buena noche. Cojo mi botella y continuo la marcha.
Había leído que esta prueba era 90% mental, además de física. Por tanto, mi cabeza da orden de seguir andando, ignorando los dolores de los pies. No tengo nada grave, por lo que aunque sea despacito, pero llegaré.
La vuelta a Colmenar tiene forma de “V”. Los primeros kilómetros son de bajada. Curiosamente es lo que peor llevo ahora. El frenar con los pies es martirizante, con tanta piedra y terreno irregular.
Toca pasar el río (el “Arroyo de la Tejada”) que crucé hace muchos kilómetros. Pero esta vez hay que pasarlo 10 veces. Afortunadamente, y tal y como preveía, está prácticamente seco. Un gran alivio. Un esfuerzo extra que me ahorro.
Inicié la subida de lo que llaman “la subida del cementerio”. Han sido varias veces que he oído el comentario de “¿es tan dura como dicen?” No sabría definirla….el que tenga curiosidad, puede entretenerse y hacerla!!
La ventaja de la cuesta del cementerio es que está asfaltada, por lo que me permite apoyar el pie correctamente, y así, aumento mi ritmo. Subo con fuerza. Despotrico un poco de la organización porque no han puesto ese último avituallamiento del km 95 y llevo sin agua 8km. Las cuestas son muy muy largas…y por fin llego a Colmenar. En el km 98, aparece el avituallamiento! A buenas horas. Ya no queda nada!!
Veo el polideportivo a lo lejos. Comienza a amanecer. Mando un sms a Nacho para decirle que ya está. Los 100km han caído. El GPS me marca que ya no hay más metros que hacer, pero la organización me “regala” 400 metros de vuelta de honor por la pista de atletismo. Llegan las sensaciones de “misión cumplida”. Suena la música del “Aleluya” de Haendel (muy propia). Me acuerdo de Nacho y de Perico y entramos en meta. No puede ser. Se acabó!! Lo conseguimos!! Tenemos nuestro “pin dorado”!!! HA MERECIDO LA PENA!!!!!

Pues sí, reto superado. LO HEMOS CONSEGUIDO. Y digo HEMOS, porque vosotros cruzasteis la línea de llegada conmigo. Esos últimos 400m en la pista de atletismo, deje mi bolsa que había ido cargando durante 14km, me baje un poco la cremallera del cortavientos, me puse bien el dorsal y caminé erguido y orgulloso, y pensé en Nacho, y todo lo que había preparado esta carrera, la ilusión que tenia por hacerla y por todos sus consejos. Por su pasta y sus cervezas que nos dio la vida y la fuerza para seguir en ese km50, por venir a la salida para desearnos suerte con lo duro que era para él. Ahí estaba él andando conmigo esos 400m. Y Perico, que tras acompañarme durante 71km, con una gran fuerza de voluntad, sin una sola queja, mostrando una fuerza extraordinaria, ahí estaba andando conmigo esos últimos 400m. Y llegamos y cumplimos nuestro sueño.
Los dolores que siento hoy, mis pies hinchados, las ampollas, los dolores articulares de la rodilla, los dolores de espalda...me hacen pensar si realmente merece la pena hacer este tipo de pruebas. Y lo digo y escribo hoy, para que quede aquí, para que se sea consciente del dolor y lo que se sufre y no me quede sólo el buen recuerdo meses después, que es lo que pasará.
No imaginaba poder llegar al km 50. Los entrenos de 35km habían sido duros, por lo que hacer 50km, sabía que podría llegar, pero en qué condiciones?
Hasta ahí, podía llegar a aceptarlo. La etapa hasta el 71 era algo desconocido. Era el recorrido durante el que ya se había sufrido durante el entreno, por lo que cómo lo aceptaría el cuerpo? Siempre he pensado que el cuerpo puede aguantar el doble de lo que ha entrenado. Por lo que hasta el 71, era factible!.
Los últimos 29km fueron realmente...indescriptibles. Creo que los hice más con la cabeza que con las piernas. Fueron largos, muy largos. La soledad, la noche, ....me lo plantee como una gran aventura. No quiero hablar más de ellos.
Ahora sólo miro mi pin dorado en la solapa de mi traje. Es lo que atenúa mi dolor. Es lo que ha hecho que hoy venga a trabajar. Es lo que hace que me sienta orgulloso por vosotros. Sois grandes. Lo hemos conseguido.
David