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jueves, 22 de noviembre de 2012

MARATON VALENCIA 2012 : EL DOLOR DURA UNOS DIAS, LA GLORIA ES PARA SIEMPRE

Con esta frase resumo lo que fue la carrera.  

- Antecedentes

Tras la decepción de no poder participar juntos en la carrera de los 100km, Nacho y yo planificamos hacer algo más juntos, antes de que acabase el año. Y nos decidimos por la Maratón de Valencia.

Los meses de entrenamiento concluyeron, atrás quedaron cientos de kilómetros recorridos, muchas fueron las horas empleadas, compartimos sueños, ilusiones, muchas confidencias, en definitiva momentos inolvidables, que a fin de cuentas es lo verdaderamente importante.

En esta ocasión, no íbamos a ir de reservones. Nos la jugábamos a una carta. Todo o nada. Queríamos batir nuestros propios records. Saldríamos a por todas. Nadie podría decir que no lo habíamos intentado. Luego que saliera bien o mal, sería otra historia.

La historia

Llegamos a Valencia el sábado. Dejamos las cosas en el hotel, que estaba situado a escasos 300 metros de la línea de salida. Qué gozada!! El tiempo de momento, nos respetaba. Unos 20º, con sol y nubes, cuando la previsión era de lluvia todo el fin de semana, incluyendo las horas de la maratón.

Nos fuimos a cargar energías para el domingo, con una paellita en la Malvarrosa. Espectacular!! Qué rico. Comer viendo la playa, disfrutando de un momento de relax, charlando sobre la carrera que íbamos a disputar. Salimos a dar un paseíto por la playa, bajar el arroz que nos habíamos tomado y disfrutar del buen tiempo que nos estaba haciendo.

Posteriormente nos dirigimos a recoger el dorsal. La Expo, estaba situada en la Ciudad de las Artes, en el Museo del Príncipe Felipe y el Hemisferic. Expo discreta, algo de merchandasing, pero animada, con gente, una banda tocando en el exterior. La recogida del dorsal rápida, sin colas, al igual que la bolsa del corredor. Nos hicimos algunas fotos y Nacho y yo decidimos descansar un poco en el hotel.

 

 

Aunque esa era la idea, nos acercamos primero a ver la zona de la salida, para ver si iban a colocar cajones de salida por tiempos, situación, etc…para así no tener que salir con prisas por la mañana.

 

Tras 30 minutos de “descanso” en el hotel – más bien fue de preparación del material para el día siguiente -, nos fuimos a ver una película en 3D en el Hemisferic. La verdad es que los dinosaurios y monstruos marinos parecía que te comían!!

A las nueve, nos fuimos a celebrar la Cena de la Pasta. Y justo, empezó a llover.

Regresamos relativamente tarde al hotel, sobre las 23:30. Todos bastante cansados, del dia tan largo que habíamos tenido.

A las 6:45 tocó diana. Había quedado con Nacho para desayunar a las 7.00. el desayuno era inmenso…la pena, es que no se puede comer todo lo que uno quisiera…y hay ciertos alimentos que no se pueden tomar antes de un maratón.

A las 8:30 salimos para la línea de salida. Había estado lloviendo toda la noche, de forma generosa y había grandes charcos en las calles, pero parece que amanecía con más claros que nubes….al menos de momento. Asi es que, en camiseta corta y sin chubasqueros ni bolsas de basura, ni nada!!. Ya había 16º.

Entramos en el cajón que nos correspondía. Nos habíamos situado con la gente de 3h:30. Había salido el sol, y la situación de la línea de salida, en plena Ciudad de las Artes, junto con la salida de la gente que iba a corres los 10km, creaba un ambiente espectacular. A las 9 en punto, lanzan las típicas tracas valencianas y…sale la gente del maratón. SALIDA NULA. Nunca nadie había vivido algo como esto. Tienen que parar a la gente y volver a retrasarnos a todos. Aglomeraciones, resetear los tiempos de los que habían pasado….total, 5 minutos de retraso y algún que otro cabreo, sobre todo, los que estaban situados en las primeras líneas. Los corredores de 10km, salieron bien, sin problemas.


La familia estaba esperando nada más pasar el puente, las primeras fotos y ya a concentrarse.

Salimos con ganas, con fuerzas. Desde el primer momento se podía coger ritmo, y hasta Nacho me decía que fuera controlándome, pero iba con muchas fuerzas en ese momento.

Los kilometro pasaban rápido, y el ritmo era constante. De momento, el plan era perfecto. Habíamos salido sin reservarnos nada. Pronto alcanzamos al globo de las 3:30, y hasta estuvimos tentados de pasarle, pero al final, decidimos quedarnos ahí, y que nos sirviera de referencia.

Llegamos al km15, corriendo siempre por debajo de 5min/km, y ese kilometro lo hicimos a 4:47. Ahí yo vi que iba pasado un punto de lo que yo podía dar. Nacho iba muy fuerte. Me iba a desfondar y ya le dije que tirara solo, que no quería retrasarle, que yo necesitaba, 3 segundos más por km.

Sobre el km 20, yo ya notaba las piernas muy cargadas. Los cuádriceps empezaban a molestarme, y quedaba más de la mitad de la carrera!!

Pasamos la media maratón el 1h45, tal y como habíamos planificado. Hasta ahí, yo sabía que iba a poder aguantar. Luego de ahí al km30, sabía que tenía que sufrir.

Le repetí a Nacho que tirase, que yo iba ya cargado y sabia que la marca 3h30 no era para mí. Aguanté como pude hasta el km 25, y ahí, entre que Nacho tenía que hacer una parada técnica y yo quise pararme a estirar, nos separamos. A partir de ahí, cada uno tenía que hacer su carrera. Habíamos pactado que haríamos la carrera juntos todo cuanto pudiéramos, pero llegados a un punto como este, el que se encontrase bien debería correr, es la ley del Maratón.
17 km, son muchos km para hacer cuando uno tiene las piernas contraídas y con dolores. No iba a ser una tarea fácil. Por eso, intente ponerme metas en mi mente a muy corto plazo, para no ver la distancia en global. Y empecé a recordar cómo iba a titularse este relato: el dolor dura unos días, la gloria es para siempre.

En el km 27, se pasaba por unos túneles, donde habían colgado altavoces en la salida y en la entrada y tenían música puesta, y retumbaba por todo el túnel. Era un subidón. La verdad es que estaba todo muy bien montado, mucha animación, bandas, música, gente disfrazada animando, todo fenomenal, de 10.

Mi primera meta parcial, era el km 32. Ese era el segundo punto donde había quedado con la familia. La hora estimada ahí, era de 2h45, por lo que me esforzaba por llegar ahí en ese tiempo, porque si no, quizá pensaran que no me había visto y se fueran al otro punto, máxime, cuando seguramente vieran a Nacho y no supieran si yo iba delante o detrás.

Llegué a la curva donde debían estar. Estaba abarrotada de gente, como en casi toda la carrera. Qué gran actitud la del público de Valencia. Ya podría aprender Madrid.

Y no las vi….fueron unos segundos de bajón, pero pasados 20 metros, ahí estaban!! Qué alegría. Había cumplido ese primer objetivo.

Me quedaban 10km, pero mis piernas iban muy mal. Muchos dolores y calambres, y cada 2-3km tenía que parar a estirar y reponerme. Tenía que sufrir. Eran muchos los corredores que había a mi alrededor con problemas parecidos a los míos, bien que ya estaban lesionados e iban andando, bien con calambres, y se iban parando a estirar como hacía yo.

Oía comentarios sobre que hacía mucho calor y humedad, y que por eso la gente estaba deshidratada. Yo no notaba nada en especial, pero sí es verdad que decidí beber todavía más y más en cada punto de avituallamiento. Daban agua, powerade, geles energéticos en el km20 y 30, plátano cortado, orejones y naranjas. Tengo que volver a repetirlo: Que buena organización!!

Las bandas seguían tocando y animando a los corredores, y el publico animaba sin parar. Otro pequeño gran detalle es que en el dorsal teníamos escrito nuestro nombre, por lo que la gente te animaba por tu nombre y por ello, a pesar del dolor, seguías corriendo.

Sobre el km40 estaba el último punto de encuentro. Yo se que ya llevaba muy mala cara. Una cara de dolor, de cansancio, de sufrimiento. Como pasó en el km 32, no las vi en el punto exacto, sino unos metros más adelante. Pero siempre es una gran alegría recibir unos ánimos en eso momentos complicados.

Pensaba en Nacho. Estaba convencido de que iba a mejorar su marca personal. Le había visto muy fuerte.

En el km 41, ya se entra en lo que es la Ciudad de Las Artes. Es una llegada muy bonita. Animada, con mucha gente, aunque se hace larga. Bueno, quizá para los que llegamos cansados!!. Me acordé de Begoña, y ofrecí mi sufrimiento del km 42 por ella. Nunca podre olvidar esa imagen, ese recuerdo del km 21 en Paris, cuando se puso a correr con nosotros y nos iba animando. Fue tan sorprendente y tan emocionante. Así es que corrí con ella y por ella esos últimos metros.


La llegada es espectacular, en alfombra azul, entre los lagos.

Nada más llegar, me encontré con Nacho, y nos abrazamos. Ambos habíamos mejorados nuestras marcas. Lo habíamos logrado.

Acabé en 3:50, 5 minutos por encima de lo que había planificado. Un sabor agridulce. Contento con la mejora de la marca personal, pero disgustado porque mis piernas no aguantaron como debían. Habían sido muchos días de entrenos, muchos km semanales, más que nunca.

Ahora, con el dolor todavía en las piernas, no creo que vuelva a intentar una mejora de marca. Son muchas horas de esfuerzo para que luego pueda o no pueda salir bien.

La línea que separa el: no pasarse, del: apretar y pagarlo, es muy delgada, con lo que puede resultar fácil pasarse o quedarse corto. Al contrario que en otros maratones, en este me ha quedado la sensación de haberlo dado todo, (durante la primera parte de la carrera). Sea como fuere estoy contento y satisfecho.
Una vez más he comprobado que correr con la compañía de amigos es parte muy importante para el buen devenir de la carrera, y ni que decir tiene de los ánimos de familiares y amigos que se llevan otro buen porcentaje en cuanto al resultado final se refiere.

De momento me plantearé hacer las maratones para un mayor disfrute de la carrera, visitando la ciudad, corriendo por sus calles, y sin tanto dolor….aunque la gloria, me ha quedado para siempre.

 
Y así acaba la temporada 2012, con 4 medios maratones, 2 maratones, una prueba de 100km y un medio ironman. Para la próxima temporada, quiero centrarme en un nuevo gran reto: ser finisher en un Ironman. ¿Lo lograré?

miércoles, 11 de julio de 2012

¿Qué es finisher?

¿Qué es finisher?
Hace bastante tiempo extraje de un blog ( no recuerdo cual ) las siguiente definición de finisher:

¿Qué es finisher?, ¿qué significa esa palabra que algunos llevan estampadas en camisetas y lucen orgullosos?.

Se trata de una filosofía de vida, del deseo y de la fuerza de terminar lo que se empieza, de llegar hasta el final aunque parezca imposible, de seguir caminando cuando los demás se detienen, significa levantarse cuando has caído una y otra vez, a pesar de que te inviten a abandonar, ser finisher es saber cuando aun cuando las cosas vayan mal se arreglaran si uno realmente quiere y trabaja en ello.

Ser finisher es lucir con orgullo tus agujetas al día después de tu competición, sin importante el tiempo ni la posición, sino el haber alcanzado tu meta, la que para ti suponía un reto y para otros un "imposible". Todos los malos ratos, los días de lluvia, cansancio, lesiones y entrenos en solitario se ven recompensados al cruzar la línea de meta, pues te has convertido en finisher, formas parte de un raza que tiene como base la constancia y perseverancia en conseguir su objetivo.
Con esta idea en mi cabeza, me apunté a realizar un nuevo reto, en una nueva disciplina para mi : un medio Ironman. Es un paso previo para poder empezar a considerar si algún día puedo ser capaz de hacer un Ironman. Por tanto, tenía que pasar esta prueba, y así fue, me fui a Valladolid, un 7 de Julio, en pleno verano, y con la novedad de celebrarse a las 4 de la tarde. Habría que ver cómo iba a responder el cuerpo con altas temperaturas.

Lo primero : éxito absoluto, primero, porque acabé, y sin grandes lesiones. Cansado, todo, pero un cansancio distinto al Maratón, donde te duelen mucho los cuádriceps o gemelos. Aquí es todo, pero no tan agarrotado. Tiempo final 5h55. Mucho mejor de lo esperado. 5.30 sería lo mejor que yo 1 día podría llegar a hacer y 6:30 lo que me esperaba hacer. Asi es que bien.
Etapas :
NATACIÓN : La salida es dentro del agua. Esto significa que no se sale corriendo y todos a nadar, sino que entrabas en el agua, te hacían nadar unos 300 metros hasta una línea formada por las boyas y ahí, daban la salida. Yo me despisté un poco, la verdad. Creo que entré el ultimo al agua. Como había otros atletas, pensaba que eran de la misma prueba, pero no, eran los que iban a salir media hora mas tarde, por lo que llegué justo y por los pelos a la linea de salida, ya cansado de los primeros metros nadando, y con las sensaciones raras que produce estar en un rio, en un sitio desconocido, y con un neopreno. Total, que nada más dar la salida, entro en pánico. Está claro, los nervios, nadar en aguas que desconoces, la gente, el neopreno que te comprime el pecho, hace que no respire bien o no puedo respirar, y entro en pánico. Soy incapaz de nadar seguido. Dejo que me pase todo el mundo e intento relajarme. A mitad de recorrido (que se me hace eterno!!) te hacen salir del agua por una rampa de cemento – por la que no soy capaz casi de salir- y correr por una pasarela y tirarte de nuevo. Me preocupo : tengo calambres en las piernas, cuádriceps y gemelos. Esto no esta bien.

En la segunda parte, ya cojo el ritmo, me relajo. Sé que queda la mitad (falso, era más, pero engañas a la mente) y veo como me deslizo por el agua, brazada tras brazada. Hasta adelanto a algunos pocos. Eso me da moral. Me ayudan a salir del agua (sino yo ni puedo). Tiempo : 41 min, por lo que fenomenal!! El estimado era entre 40-45min.
T1 : Faltal, me equivoco de bolsa, de sitio, pierdo mucho tiempo. Muy mal. Pierdo unos minutos preciosos. Esto no puede pasar. Me enfado conmigo mismo.
BICI : Salgo de Valladolid, unos 3km, cogiendo velocidad, bien. Nada mas salir, viento, MUCHO viento. Rachas de 35-40km/h en contra, lateral. Un suplicio. No consigo ir a más de 18km/H acoplado. 2/3 de la carrera eran así, por lo que muy mala bici. Muy desagradable. Pasados Tordesillas (km 45), viento lateral a favor, cojo ya 36km/h y es otra cosa la sensación. Así, mas o menos hasta el km 65 : puertecillo. Empiezo fuerte, a 16km/h y paso a varios en las primeras rampas. El viento otra vez en contra y bajo a 11km/h. Nuevo repecho sobre el 75, y ya los últimos 10km, todo favorable. Bajo a 77km/h. una ráfaga de viento me da un buen susto. A esa velocidad, me hubiera matado. Ya todo llano, rotondas hacia Valladolid, y todo a 43km/h. Aun asi, decepción en la bici :3h15, pero con el buen sabor de boca de los últimos 10km que se han disfrutado.
T2 : rápida. Bien, menos mal.
CARRERA : Empiezo emocionado, miro el gps. Voy a 4:45, paro de inmediato y me relajo y bajo a 5:30, que es lo planificado. No quiero tonterías. He corrido 19km en las 3 últimas semanas. Como voy a hacer hoy 21km?? Poco a poco, a mi ritmo pactado de 5:30-5:40. Cansado y con envidia. Son 4 vueltas a un circuito. Te van dando pulseras, y ves a gente que lleva 3, y tu estas empezando. Te hundes un poco.
Cojo la actitud de mi amigo Nacho : a pegar gritos y animar a todo el mundo. Venga a chocar manos, bromear con la gente. A hacer la ola. Me empiezo a divertir. Hay 8 avituallamientos. Paro en todos. Ando, cojo 1 vaso de Energizer (que tiene un sabor realmente malo) y otro de coca cola (para quitarme el sabor) y un gel. Así todos. Ando, estiro el isquiotivial y sigo corriendo. Esas paradas hacen que esos km sean a 6:15 / 6:25. Me da igual. Debo conservar mi pierna. Va todo fenómeno. Me van dando pulseras. Te vas animando. Noto como mis compañeros de otras fatigas corren conmigo, y me animan y me llevan más lejos.  Ahí estaba, en lo mas duro, corriendo la media maratón con vosotros. Lo juro, me quedaba sin aire porque me emocionaba. Y llego por fin, 1h55 la media. Increíble. No me lo esperaba.
Te felicitan, te hacen la foto con la medalla. Que alegría.


En estos momentos ese es mi deseo, volver a ser FINISHER en un triatlón de larga distancia – en un Ironman -, y voy a intentar entrenar durante todo un año, para conseguirlo.

viernes, 15 de junio de 2012

LOS 100KM EN 24 H DE CORRICOLARI – 9-10 DE JUNIO DE 2012

LOS 100KM EN 24 H DE CORRICOLARI – 9-10 DE JUNIO DE 2012

Son varias las crónicas que se pueden leer y que he leído de esta carrera por internet. He cogido una de ellas para adaptarla y modificarla con mis comentarios, conservando la estructura que tenia, la división de las etapas, pues es una buena forma de entender y ver las distintas fases por la que va pasando la carrera.

”If you can’t run, then walk. And if you can’t walk, then crawl. Do what you have to do. Just keep moving forward and never, ever give up”

No he querido que pase mucho tiempo entre la escritura de esta crónica y la prueba del pasado sábado-domingo (9-10 de junio) porque quería tener fresco los recuerdos y  escribir por boca de mis pies doloridos y sus ampollas y, a la vez, con una emoción desbordada por el reto superado. Tampoco quiero dejar que se escapen los recuerdos y sensaciones de la prueba, así que escribo aun con heridas en los pies pero con la emoción de la prueba muy viva.



La prueba empezó hace algunas semanas cuando con mis amigos Nacho y Perico decidimos participar en una prueba que siempre me había producido mucha admiración y respeto. ¿cómo se hacen los 100km en 24h? ¿corriendo? ¿andando? ¿se duerme o se hace de seguido? ¿vas solo o con gente? ¿cuánto se descansa? Siempre nos han dicho que las carreras deben empezarse y terminarse sin andar a ser posible. No importa lo lento que corras, pero tienes que correr, si no, no es lo mismo…pero esta carrera es diferente.

Las estadísticas decían que solo la termina un 40% y ese dato había que tenerlo en cuenta, pues, si llegaba el momento de abandonar, iba a ser muy duro, tanto para el que abandonara, como para los que continuaran.

La prueba, se planteaba, no solo con una gran preparación física, sino también mental, a la vez que logística, donde había que decidir bien el material a utilizar, qué poner en cada mochila y cuántas paradas había que hacer.

1. La llegada a Colmenar Viejo y la línea de salida

Llegué al Polideportivo Juan Antonio Samaranch en Colmenar sobre las 11 de la mañana. Ahí estaba Nacho esperándome, para dejarme el frontal y darme la camiseta conmemorativa que habíamos preparado para la ocasión. Era preciosa. “No estamos locos, sabemos lo que queremos”

Aproveché para darme vaselina en los pies y colocar los polvos de talco en las zapatillas. Hacer los últimos retoques en las mochilas y llevarlas a los correspondientes camiones que las repartirían a los distintos polideportivos por los que luego pasaríamos. Eran momentos de nervios. Momentos de fotos. Comprobar si hemos metido en la mochila todo lo necesario y de no equivocarse con las bolsas que dejamos en los polideportivos.



Llegó Perico, sobre las 11.15h, acompañado por toda la familia. Fotos varias y la tensión en el ambiente en aumento.

Va llegando el momento de la salida. Momento para las últimas fotos, los últimos abrazos, despedirnos de Nacho, con gran pena, tanto para el por no participar, como para nosotros, por no poder acompañarnos. Su lesión 2 días antes de la carrera había sido un golpe muy duro. El destino es así. Tanta preparación que había hecho, a nivel físico como organizativo. Tanta ilusión que había puesto…..
Estábamos obligados a acabar este reto y dedicárselo a él. Era un aliciente más.




Y salimos…

2. Primera etapa: “Colmenar Viejo-Colmenar Viejo”. La Larga Marcha (34 kms)

Con la música de Vangelis (“Conquest of Paradise”) emprendemos la marcha. Nos situamos sobre la mitad, más o menos y comenzamos a andar. Disfrutando de la primera vuelta a la pista de atletismo, escuchando la sintonía, saludando a Paloma que estaba en las gradas y pensando si antes de 24h podríamos estar nuevamente dando esta vuelta a la pista de atletismo, ya de regreso, con el objetivo cumplido.
No tardamos en arrancar. Muchos salieron corriendo desde las primeras rampas y otros muchos lo tomamos con más calma.

No tenemos que impacientarnos, que esto consiste en tomárselo con calma: trotar en los llanos y en las cuestas abajo y caminar a buen paso cuesta arriba. Hay que seguir el planning establecido. Retumban en mi cabeza las sabias palabras de Nacho cuando corremos un maratón : David, tranquilo, que esto es muy largo….Pues hoy, con 100km, me digo una y otra vez…esto es todavía mucho más largo….tranquilo, y sigamos con el planning.


Poco a poco vamos entrando en calor y seguimos el ritmo mezcla de trote y marcha. La salida de Colmenar es cuesta arriba, pero estamos fuertes. Disfrutamos de estos primeros minutos a un ritmo tranquilo comparado con lo que estamos acostumbrados en los 10km o en las medias maratones.

El terreno es muy irregular, piedras, cuestas, desniveles, agua, pequeños riachuelos. Sabes que esto se paga. Quizá no ahora, pero los pies te lo recordarán dentro de algunas horas, dentro de unas decenas de kilómetros. Pasamos unos cortafuegos, pequeños riachuelos, repechos, grietas…




Poco a poco van pasando los kilómetros. El paisaje es espectacular. Sopla una ligera brisa y el sol aun no aprieta. Disfrutamos del trote, de la conversación, de las bromas, del paisaje,…

En el primer avituallamiento, km7,5 – veo de repente a Cristina! Qué hacia ahí??

Se había subido una cuesta y ahí estaba sola mirando a los participantes. Carmen y Belén estaban abajo. Con la inercia de la carrera, seguimos corriendo cuesta abajo y Cristina, ante la llegada de una bici, pierde el equilibrio, resbala y se roza con el suelo.

Menudo traspiés, paramos, la recogemos, viene el samur que estaba donde el avituallamiento…..más nervios para el cuerpo. Al final no es nada grave, solo unos rasguños sin importancia.
Continuamos el camino, hacia el km 16, donde es realmente el punto de encuentro acordado con Carmen, Tomas y Carmina. Espero que lo encuentren!!




El sol comienza a apretar. Aunque no apetece, comemos plátanos en los avituallamientos. Son ricos en potasio, y nos vendrán muy bien para retrasar al máximo la aparición de calambres y agujetas. Son las dos y pico de la tarde y tras una gran bajada, llegamos al avituallamiento 3 donde están Carmen, Tomas, Carmina y las niñas. Paramos a beber tranquilamente, hacernos unas fotos y despedirnos hasta la tarde/noche –km50- para quedar a cenar. ¿Llegaremos a ese punto? ¿Y en qué condiciones? Será nuestro record de kilómetros. Nunca hemos realizado esa distancia. Las primeras dudas empiezan a aparecer.

Llevamos más de veinte kilómetros en las piernas. Las sonrisas se hacen muecas. Los bidones de agua se agotan cada vez más deprisa. Comienzan a pesar las cuestas arriba e incluso trotar se hace pesado.

Y lo más importante ¿resistiré 100kms si en el km 30 estoy mal?

Pasamos al lado de gente que se les ve que van ya con tirones, quejándose de los gemelos, etc…. Podíamos ser cualquiera de nosotros. Nos instamos el uno al otro a beber agua y a tomarlo con calma. Se ven las primeras bajas…¿cuándo me tocará a mi? ¿hasta cuándo resistiré? ¿tiene sentido seguir en algo así? ¿Será mejor por la tarde y por la noche?

Llegamos a Colmenar en un buen tiempo. Mejor incluso que en el día del entreno. Acordamos hacer una parada corta, para no enfriarnos demasiado y que no nos apetezca reemprender la marcha. Cambio de calcetines, vaselina y nueva camiseta. A pesar de ello, se nos escapan fácilmente 20 minutos casi sin darnos cuenta.

Coincidimos en que la cosa no ha sido tan fácil como parecía hacerse 35 kms trotando por el campo…no nos atrevemos de hablar de retirada y, es verdad, las fuerzas vuelven con un poco de descanso, de comida, de bebida y por los ánimos de los que nos apoyan en la distancia.

Ya ha pasado lo peor, nos decimos. Y la siguiente etapa “solo” es de 17 kms…

3. Segunda etapa: “Colmenar Viejo-Tres Cantos”.  (17 kms)

Salimos de Colmenar de nuevo. Esta vez tomamos enseguida el camino de tierra girando a la derecha del Polideportivo. Nos encontramos con un grupo de corredores que llevan una camiseta con un lema también muy original….”Hoy entrenamos 100km” Nos estaremos pasando varias veces durante el resto de la carrera.

El calor aprieta cada vez más. Alcanzamos los 28,5ºC, y con los kilómetros que ya llevamos en las piernas, se va notando. Intentamos hidratarnos más y mejor, para evitar la deshidratación.

Seguimos con el plan establecido de trote-marcha dependiendo del terreno. Los primeros kilómetros cuesta abajo son agradables. No se notan los cuarenta y pico kms que llevamos encima. Esto funciona!

Llegamos al avituallamiento 9 y llamamos a Nacho para decirle que sobre 1 hora nos vemos en Tres Cantos. Queremos nuestra cena, que nos la hemos ganado!! El se sorprende de que ya estemos por ahí. Vamos muy bien de tiempo. Mejor de lo planificado.

Empiezan de nuevo los repechos camino a Tres Cantos y la cosa se complica de sobremanera. Esto ya no es un camino de rosas…aunque puede llevarse de forma digna.

Pasamos por primera vez el río (luego tendríamos que pasarlo otras 10 veces). Ha hecho tanto calor durante las 2 últimas semanas que está prácticamente seco en este punto. Me hace pensar si también estará seco en los otros 10 puntos! Sería una gran noticia, pues hay que cruzarlo por unas piedras, de noche, y con el cansancio acumulado de 90km en tus pies, por lo que las posibilidades de resbalar son grandes.

Perico empieza a no “ver” las bajadas y prefiere no correr tanto y “marchar” más. El calor hace mella en las fuerzas y las primeras grandes dudas empiezan a aparecer. Me comenta que está revuelto de estomago y con ganas de devolver. Es un mal síntoma. El estomago se cierra a las 8h de estar haciendo ejercicio y cada vez es mas difícil hacerle tomar tanto líquidos como sólidos. Creo que está algo deshidratado y eso que le he visto comer y beber regularmente.

Yo me encuentro sorprendentemente bien. No noto nada en concreto que me haga dudar. No me esperaba llegar tan entero a estas alturas de carrera. Además, creo que sigo sin ampollas, por lo que estoy muy animado y con ganas de continuar.

Llegamos al casco urbano de Tres Cantos. Cruzamos el puente y entramos en la ciudad (que tendremos que atravesar varias veces durante el camino). Somos los primeros sorprendidos de que hayamos llegado “tan lejos”.

Llegamos al Polideportivo tras dejar atrás 51kms!! (ya hemos pasado el Ecuador, esto está hecho!!). Tiempo para descansar de nuevo, cambiarse de calcetines y ponerse vaselina de nuevo, cenar la fantástica pasta que nos ha preparado Nacho, coger algo de abrigo y el frontal…lo necesitaremos dentro de un par de horas cuando llegue la noche…

4. Tercera etapa: “Tres Cantos-San Sebastián de los Reyes”. Llega la Noche (21 kms)

Salimos de nuevo animados hacía San Sebastián de los Reyes. Con fuerzas renovadas por la parada en Tres Cantos (parece que la pasta nos ha dado una energía tremenda y hasta a Perico le ha asentado el estomago y se encuentra bastante bien). Se va haciendo la noche y es hora de encender los frontales, pero lo retrasamos lo máximo posible. Todavía no vemos a nadie con el frontal encendido y hay una pequeña luminosidad que da un bonito ambiente y un atardecer precioso. Nos preguntamos si también nos gustará el amanecer…..indicará que estamos llegando!!

El trote-marcha se convierte en casi todo marcha. El camino es irregular y pedregoso, y con la oscuridad y -por qué no- las pocas fuerzas hacen que predomine la sensatez y no forcemos una caída o torcedura a estas alturas de la prueba (poco después nos resignamos a tener que abandonar el trote).




Vamos bordeando el muro del Castillo de Viñuelas. La charla animada hace que todo sea más ameno. Disfrutamos de la conversación y de los recuerdos de tantas aventuras juntos. Y esta iba a ser una más.

Llegamos a un punto donde el camino se estrecha y  los árboles y arbustos casi cubren nuestras cabezas, por lo que impide el paso de la poca luz que quedaba. Enchufamos nuestros frontales y “disfrutamos” de esta nueva experiencia. Hay que estar atentos en las pisadas para evitar accidentes.

El tramo es muy bonito y lo tengo muy fresco en la mente, tras haberlo realizado de día hace relativamente poco. Eso me ayuda mucho, tanto para saber la dirección a seguir, sin tener que mirar mapas ni gps, como para sentirme a gusto mentalmente.

La zona de las urbanizaciones de Ciudad del Campo y Fuente del Fresno son puntos donde puedes perderte fácilmente si no lo conoces. E incluso conociéndolo, no me fio y enciendo el GPS por primera vez. No quiero hacer metros innecesarios…..

Estamos en el km 65, y Perico me dice que va a abandonar. Que llega a Sanse y se retira. Ha hecho más de lo que podía pensar. Llama a su padre para que vaya a recogerle. Nos quedan 6 kilómetros juntos y quizá fueron los más distendidos. Nos reímos a carcajadas. Los disfrutamos al máximo. En ningún momento aflojó el ritmo. Increíble su fuerza. Iba muy tocado. De pies, de piernas, de estomago. Pero siguió como si nada. Posiblemente debería haberlo dejado en el km50, pero no quiso dejarme tanto tiempo sólo, no quiso que yo me hundiera. Mil gracias. Esos 21km extras lo pasamos fenomenal. Fue una gran aventura y los disfrutamos a tope.

Encontramos el camino que lleva a San Sebastián sin problemas. Es noche cerrada y se ve poco, muy poco. Oímos unos gritos por delante. Eran unos participantes que avisaban a alguien que se había perdido. Era una zona donde hay un puente de madera y hay un giro de 90º a la derecha. Recuerdo que cuando lo hicimos de día había ahí montada una romería y un todoterreno quiso cruzar el rio y se quedó tirado al mojársele el alternador!!. La verdad es que si no llega a ser por esos gritos y sus luces quizá nosotros también hubiésemos seguido recto y hubiésemos tenido que regresar para encontrar el camino correcto. Es un punto a tener en cuenta y a partir de ahora, hay que estar con los sentidos al máximo, para evitar este tipo de situaciones.

Los últimos dos kilómetros antes de llegar a Sanse son por un camino muy muy irregular y cuesta arriba. Se nota. Parecen interminables.  ¿Cuándo terminan? Al final de la cuesta veo que el camino gira a la izquierda. Ya estamos en Sanse!! (km 71!). Estoy bastante tocado pero contento. Me duelen mucho los pies…

Los últimos 6km han mermado mucho mis fuerzas. De notar que estoy perfectamente, sin ningún tipo de síntoma, a notar bastante cansancio, dolores de piernas, pies, etc…en cuanto ha aparecido el cansancio, ha ido progresando exponencialmente.

Perico lo deja. No puede apenas andar. No puede ser…teníamos que llegar todos! Pero sabíamos que esto podía pasar. Lo habíamos hablado y estábamos mentalizados para ello. Era duro. Pero así yo ya tenía dos grandes motivos para acabar. Nacho y Perico : acabar por ellos.

Al quitarme los calcetines vi las ampollas….no se cómo iba a aguantar. Ahora que estoy “tan cerca” (“solo” 29 kms de vuelta a Colmenar -pasando por Tres Cantos-).

Me cambié de calcetines y me puse vaselina. La parada fue muy corta. No quería enfriarme en exceso y no quería que la despedida me afectara demasiado. Me quedaban 29km en soledad, y de noche.

Sabía que las estadísticas de esta carrera indican que el gran abandono de gente se produce en este pabellón. El cansancio, la noche, las ampollas….hacen que la gente se derrumbe y se decida a abandonar. Poder irse a casa a dormir y recuperarse….

Pero las estadísticas también decían que el 90% de los que salen del pabellón, llegan a meta. Por eso, quería salir cuanto antes de allí. Si salía, mentalmente es como si supiera que iba a llegar a Colmenar.

5. Cuarta etapa: “San Sebastián de los Reyes-Tres Cantos” (15kms). Monotonía

Voy solo, y se nota moralmente. Quiero terminar ya, llegar a Colmenar lo antes posible y descansar. Son “solo” 15 kms pero se hacen eternos. Los kilómetros van pasando en silencio. Los pies empiezan mejor. Sé que la mano de pintura de boxes pasará pronto y volverán los problemas.

Van pasando los kilómetros…llego al cementerio de Tres Cantos. Tomo el “carril bici” camino al polideportivo de Tres Cantos. Te vas cruzando con corredores que van ya de vuelta hacia Colmenar. Piensas que te sacan unos 4km, qué envidia!!

Después de lo que parece una eternidad llega el puente de Tres Cantos que cruzamos horas atrás. ¿Qué sentido tiene volver a Tres Cantos -cruzar de nuevo toda la ciudad- cuando podríamos ir directamente ya a Colmenar? No way. Hay que sellar el rutómetro y, en el fondo, sabes que los kilómetros tendrías que hacerlos de cualquier forma.

Así que cruzo por segunda vez todo Tres Cantos y llego de nuevo al Polideportivo. Se ve mucha menos gente que antes. Muchas retiradas y mucha gente que va por delante (y por detrás). Mis pies cada vez están más doloridos-. Decido no cambiarme de calcetines. No quiero verme los pies. No quiero excusas. Puesto que Perico se había quedado con la mochila de Sanse, pienso que para ahorrarme la espera en Colmenar hasta que traigan las mochilas de vuelta, puedo coger la mochila de Tres Cantos y llevarla a cuestas. Dicho y hecho. Sello el rutómetro, agarro la mochila y salgo rápidamente de Tres Cantos. Cuanto antes salga, antes llegaré.

Ya solo queda la última etapa y…la meta!!!

6. Quinta etapa: “Tres Cantos-Colmenar Viejo” ( 14 kms). “Y por fin…”

Retomo la marcha. Ya solo queda “lo más fácil”. Oficialmente solo son unos 14 km hasta Colmenar.

Irremediablemente pase lo que pase cruzaré la meta y seré “Ultrafondista”. Tengo tiempo de sobra. Mis ampollas y cierta sobrecarga en el isquiotibial derecho, hacen que mi ritmo baje tremendamente. Es posible que además, el llevar la mochila a cuestas me penalice. Me quedan 12 km y tengo la sensación de que se me van a hacer muy largos.

En el km 90, dudo si hay más avituallamientos. Me dicen que sí, que en el 95 estará el último. Me dan  una botella de agua que no consigo ni abrir. Se ofrecen para abrirla. Y me ofrecen que me siente y descanse un rato. Debo tener cara muy cansada, está claro. Levanto la cabeza y alcanzo a decir : “si me siento, ya no me levanto”. Que tengas buena noche. Cojo mi botella y continuo la marcha.

Había leído que esta prueba era 90% mental, además de física. Por tanto, mi cabeza da orden de seguir andando, ignorando los dolores de los pies. No tengo nada grave, por lo que aunque sea despacito, pero llegaré.

La vuelta a Colmenar tiene forma de “V”. Los primeros kilómetros son de bajada. Curiosamente es lo que peor llevo ahora. El frenar con los pies es martirizante, con tanta piedra y terreno irregular.

Toca pasar el río (el “Arroyo de la Tejada”) que crucé hace muchos kilómetros. Pero esta vez hay que pasarlo 10 veces. Afortunadamente, y tal y como preveía, está prácticamente seco. Un gran alivio. Un esfuerzo extra que me ahorro.

Inicié la subida de lo que llaman “la subida del cementerio”. Han sido varias veces que he oído el comentario de “¿es tan dura como dicen?” No sabría definirla….el que tenga curiosidad, puede entretenerse y hacerla!!

La ventaja de la cuesta del cementerio es que está asfaltada, por lo que me permite apoyar el pie correctamente, y así, aumento mi ritmo. Subo con fuerza. Despotrico un poco de la organización porque no han puesto ese último avituallamiento del km 95 y llevo sin agua 8km. Las cuestas son muy muy largas…y por fin llego a Colmenar.  En el km 98, aparece el avituallamiento! A buenas horas. Ya no queda nada!!

Veo el polideportivo a lo lejos. Comienza a amanecer. Mando un sms a Nacho para decirle que ya está. Los 100km han caído. El GPS me marca que ya no hay más metros que hacer, pero la organización me “regala” 400 metros de vuelta de honor por la pista de atletismo. Llegan las sensaciones de “misión cumplida”. Suena la música del “Aleluya” de Haendel (muy propia). Me acuerdo de Nacho y de Perico y entramos en meta. No puede ser. Se acabó!! Lo conseguimos!! Tenemos nuestro “pin dorado”!!! HA MERECIDO LA PENA!!!!!




Pues sí, reto superado. LO HEMOS CONSEGUIDO. Y digo HEMOS, porque vosotros cruzasteis la línea de llegada conmigo. Esos últimos 400m en la pista de atletismo, deje mi bolsa que había ido cargando durante 14km, me baje un poco la cremallera del cortavientos, me puse bien el dorsal y caminé erguido y orgulloso, y pensé en Nacho, y todo lo que había preparado esta carrera, la ilusión que tenia por hacerla y por todos sus consejos. Por su pasta y sus cervezas que nos dio la vida y la fuerza para seguir en ese km50, por venir a la salida para desearnos suerte con lo duro que era para él. Ahí estaba él andando conmigo esos 400m. Y Perico, que tras acompañarme durante 71km, con una gran fuerza de voluntad, sin una sola queja, mostrando una fuerza extraordinaria, ahí estaba andando conmigo esos últimos 400m. Y llegamos y cumplimos nuestro sueño.

Los dolores que siento hoy, mis pies hinchados, las ampollas, los dolores articulares de la rodilla, los dolores de espalda...me hacen pensar si realmente merece la pena hacer este tipo de pruebas. Y lo digo y escribo hoy, para que quede aquí, para que se sea consciente del dolor y lo que se sufre y no me quede sólo el buen recuerdo meses después, que es lo que pasará.

No imaginaba poder llegar al km 50. Los entrenos de 35km habían sido duros, por lo que hacer 50km, sabía que podría llegar, pero en qué condiciones?
Hasta ahí, podía llegar a aceptarlo. La etapa hasta el 71 era algo desconocido. Era el recorrido durante el que ya se había sufrido durante el entreno, por lo que cómo lo aceptaría el cuerpo? Siempre he pensado que el cuerpo puede aguantar el doble de lo que ha entrenado. Por lo que hasta el 71, era factible!.

Los últimos 29km fueron realmente...indescriptibles. Creo que los hice más con la cabeza que con las piernas. Fueron largos, muy largos. La soledad, la noche, ....me lo plantee como una gran aventura. No quiero hablar más de ellos.

Ahora sólo miro mi pin dorado en la solapa de mi traje. Es lo que atenúa mi dolor. Es lo que ha hecho que hoy venga a trabajar. Es lo que hace que me sienta orgulloso por vosotros. Sois grandes. Lo hemos conseguido.

David

lunes, 28 de mayo de 2012

¿Qué es el ultrafondo?

¿Qué es el ultrafondo?
Son muchos los que me han preguntado sobre mi nuevo reto, mi nueva aventura. Cuando les digo que quiero participar en una prueba de ultrafondo, miran con extrañeza. ¿Qué es el ultrafondo? El ultrafondo es toda carrera que supera los 50km. A partir de ahí, ya somos ultrafondistas.
Si hacer una maratón es duro y está al alcance de pocos, el intentar ultrafondo, hace que debas prepararte muy bien física y psicológicamente. Son distancias que tu mente rechaza solo de pensarlo!!
Hay varias carreras de ultrafondo famosas, quizá la más conocida sea los 101km de Ronda. Las hay también por montaña, como el Trail de Peñalara, con modalidad de 80 y 110km, o la Madrid – Segovia de 100km. Hay una para iniciarse en Madrid, donde se hacen vueltas de 10km, por lo que puedes completar 50km y retirarte – y te darán tu diploma - o seguir dando vueltas y completar hasta los 100km. La que yo siempre había oído y tenía en mente eran los 100km en 24 horas de Colmenar. Una prueba donde se mezcla el esfuerzo, el calor, aventura, logística…
Eso es lo que vamos a intentar, y para lo que nos hemos estado preparando. Además de los entrenos “normales” de correr, bicicleta, fondo físico, etc…que seguimos habitualmente, preparamos tres escapadas de unos 35km cada uno cada 2 semanas. Se dice pronto! Es cuasi una maratón!. Las “escapadas” se han hecho por el mismo terreno por el que luego discurrirá la carrera, preparando los mapas, viendo los puntos conflictivos. En definitiva, no solo entrenábamos nuestro cuerpo, sino también nuestra mente.
La primera salida, fue justo 1 semana después de la Maratón de Madrid. Era como volver a correr otra maratón!!. El tiempo estaba lluvioso y la temperatura no superaba los 10º. Haríamos el tramo Colmenar-Tres Cantos-Colmenar. Sin excesivas dificultades encontramos el camino a seguir, partiendo de Colmenar Viejo y probando nuestras nuevas zapatillas de trial y los cortavientos que llevaremos cuando nos de la noche el día de la prueba.
Las sensaciones de esa salida fueron muy buenas. No se si por las bajas temperaturas o por haber estado descansando la semana post-maratón. Lo cubrimos en 4h30.
La segunda salida iba a ser con mucho calor. 33º Seria una gran prueba de resistencia de nuestros cuerpos al calor, y en unas condiciones que muy posiblemente se asemejen a la temperatura que tendremos en Junio. Tocaba Tres Cantos-San Sebastián de los Reyes-Tres Cantos.  El paisaje y el camino era mucho más bonito y entretenido que el que hicimos en nuestra primera salida. Estábamos disfrutándolo, conocedores que el día de la prueba este tramo lo haremos de noche, por lo que estaba bien conocerlo de día. El calor apretaba y pronto nos dimos cuenta que con nuestras mochilas de agua, con 1,5l, no podíamos aguantar 35km. El cansancio y la deshidratación empezaron a hacer mella. Paramos en el polideportivo de San Sebastián de los Reyes y recuperamos liquido. Quedaban 15km.
Fue un trayecto duro, donde aprendimos que el calor y las ampollas eran los 2 grandes enemigos a los que nos íbamos a enfrentar en esta prueba de resistencia. Fue bueno “probarlo” en un entreno y que no nos ocurriese de nuevas durante el día de la prueba. Lo cubrimos en 5h15, incluyendo la parada.


Había que reflexionar y mejorar en algunos puntos, puesto que acabamos ese día muy tocados.
Tras otras dos semanas, y con la lección aprendida, quedamos para realizar la tercera y última salida de preparación. Era el tramo Colmenar-Manzanares-Colmenar. Nuevamente un tramo con unos paisajes espectaculares. Muy bonito, pero a la vez, muy duro. Quizá el mas duro de todos. Rompepiernas total.
Con algún grado menos que la anterior salida, pero aun así mucho calor,, 28º, iniciamos ilusionados la escapada, probando las segundas zapatillas, nuevos geles/barritas/frutos secos, etc…Había que probar todo antes de la carrera.  Completamos el trayecto en algo menos de 5h, cansados y con algo de deshidratación, pero mejor que en la segunda salida. Habíamos mejorado.


Hay que tener en cuenta que el día de la carrera habrá avituallamientos cada 5km aproximadamente, por lo que tenemos mucho margen de mejora en cuento nos hidratemos bien. En estas salidas, con nuestras mochilas de agua no podemos cargar mas de 1,5-2l, por lo que bebemos lo justo, intentando regular para que nos dure los 35km de la salida.
En general, creo que todos acabamos más contentos, con todo nuestro material ya probado, y confiados de que habíamos hecho unos buenos entrenos y que estábamos listos para afrontar este nuevo gran reto.

martes, 22 de mayo de 2012

Maraton Madrid - 22 Abril de 2012

MADRID, TODO EMPEZÓ AQUÍ

En la Maratón de Madrid, aquí empezó todo. Siempre había tenido la ilusión de correr una maratón, no sabía cuándo lo haría, ni sería capaz de hacerlo, pero la ilusión y objetivo ahí estaba. Yo ya corría algunas medias maratones, y hasta disfrutaba de ellas, pero la Maratón era un objetivo demasiado grande para mí, lo veía imposible.
Corría el año 2008, cuando después de correr la media maratón de Madrid, me enteré de que mi gran amigo Nacho iba a correr nuevamente la Maratón de Madrid. Esta vez, no había tenido mucho tiempo para prepararla y no sabía bien si acabaría, por lo que lo iba a intentar a un ritmo lento y cómodo. El plazo de inscripción económico, había ya finalizado, pero decidieron prorrogarlo  para que se apuntara más gente. Entonces comprendí que esa era la señal, todo se me había puesto de cara, y que ese era el año en el que yo debutaría en el Maratón, era mi oportunidad. Quedaba tres semanas, y yo desconocía muchas cosas de este mundillo, por lo que con la única preparación de la media maratón, posiblemente no fuera suficiente para poder acabar la maratón, pero lo iba a intentar.
Empezamos puntualmente a las 9.00h metidos en el pelotón de gente, sin una gran organización, y empezamos a correr a nuestro ritmo lento. Nacho iba sujetándome, pues mi cuerpo al principio me pedía un ritmo mas alto, y él me decía, tranquilo, regula, que esto es muy largo. Iba controlando kilómetro a kilómetro los tiempos, para ir clavando lo programado. No quería que nos adelantáramos y que malgastáramos energía. La primera parte de la carrera, era muy bonita, se pasa por todo el norte y centro de Madrid, la canción de Carros de Fuego suena en Guzmán el Bueno y la entrada a Sol es espectacular. A partir de ahí empiezas a notar un cierto cansancio. Habíamos cruzado la línea de la media maratón y psicológicamente te empiezas a preocupar; nunca has corrido tan lejos. Todo lo que vayas haciendo se va convirtiendo en tu propio record personal. Al llegar al km 25, en la Casa de Campo, las primeras rampas se empiezan a atragantar. Intenté comer algo, un preparado dulce de manzana que realmente estaba asqueroso, pero el problema vino con mi rodilla, que dijo basta. Siempre había tenido problemas con la rodilla, una tendinitis más bien crónica y tras 2h30 minutos corriendo, empezó a dolerme y me impedía seguir corriendo. Era el km 27. Quedaban 15 km, por lo que yo sabía, que incluso andando, acabaría dentro del plazo máximo establecido, que es 6 horas. Eso ya me bastaba. Iba a acabar una maratón.
Durante esos 15km sufrí muchísimo, tanto andando como corriendo. Hacia muchísimo calor y los kilómetros de hacían eternos. Durante todos esos kilómetros, Nacho se quedó conmigo, dándome ánimos. Durante esos 15 kilómetros, Nacho se hizo más grande si cabe para mí.
El sufrimiento iba a más, el dolor de la rodilla era insoportable, el calor asfixiante y el recorrido no ayudaba, era casi todo en subida. Se hizo largo, muy largo, pero conseguimos llegar en torno a las 5 horas, 45 minutos más tarde de lo planificado. Tenía tanto dolor en las rodillas, en los pies, en los músculos, estaba destrozado. Me prometí que nunca más volvería a correr una maratón. Ya lo había hecho, había cumplido mi sueño. Y ya me valía.

24 horas mas tarde, los dolores musculares empezaron a ligeramente disminuir, pero aumentaron los de los pies y uñas (era como si tuviera clavadas agujas), a la semana se pusieron negras y alguna se cayó meses después. Pero la mente empezó a valorar lo que había hecho y a elegir los grandes momentos y a olvidar los malos, y pensé, bueno, si algún día corro otro maratón, cosa que no creo, será en Nueva York, ese si que debe ser espectacular.
Y así fue, el año siguiente estaba en Nueva York, y luego en Berlín, y luego en….y de momento no he podido parar.
Ahora, con 5 maratones en mis espaldas, o mejor dicho, en mis piernas, la preparación que hago es distinta. He aprendido muchas cosas  en estos años y en estas carreras, por lo que los entrenos, aunque duros, sé que son la base para luego disfrutar del maratón y de no pasarlo mal. Hago un planning de entrenamientos, pero también un planning perfecto de las carreras a  nivel psicológico y de abastecimiento. Memorizo el recorrido, los puntos de avituallamiento, que dan en cada punto, como son las calles, donde están las subidas, cuantos kilómetros son las zonas más duras, donde quedar con amigos y familiares para que te den ánimos y sentir que la carrera es corta y que en el próximo kilometro vas a ver a alguien querido.
Este año iba a correr con mi gran amigo y compañero de aventuras Perico. Sería nuestra 4 maratón juntos. Se había estado preparando muy bien durante los últimos meses, había cogido mucho fondo físico, había perdido peso y estaba muy mentalizado para afrontar esta dura carrera. De eso le hablaba yo continuamente. Quería que supiera que la Maratón de Madrid es la maratón urbana más dura del mundo. Sus numerosas cuestas y sus zonas rompe piernas, hace que los atletas de élite se piensen mucho venir a correr aquí. De hecho, muy pocos vienen.
Por si fuera poco, a finales de abril en Madrid, puede hacer mucho calor, por lo que se juntan dos factores que irán disminuyendo las energías de los corredores en esta carrera.

El viernes previo a esta carrera, quedamos para ir a la Expo del corredor, recoger el dorsal, dar una vuelta y sentir un poco que la carrera ya está en el ambiente. Por la noche, quedamos para hacer la tradicional cena de la pasta. Estábamos en nuestra propia ciudad, pero queríamos vivir un poco el ambiente de la carrera, tal y como lo habíamos vivido en nuestras anteriores experiencias (NY, Berlín, Chicago).

Amaneció en domingo, y me puse la equipación de guerra. Iba a afrontar nuevamente este reto, este difícil maratón, al que tenía un gran respeto y por qué no decirlo, un poco de miedo. Afortunadamente el tiempo no iba a superar los 18-19º C, por lo que eso que teníamos a favor. Era una gran noticia y teníamos que aprovecharla.


Quedamos muy cerquita de la salida. Durante la semana, habíamos charlado con Nacho, que aunque estaba inscrito, había estado lesionado todo el invierno,  y hasta tuvo que infiltrarse el pie, porque le molestaba para correr, por lo que aunque decía que iba a ir, pero no quería quedar con nosotros pues no quería forzarse. Me apenaba su decisión, pues para mi correr con él es un gran placer, pero respetaba su decisión. Aun así, a las 8:30 apareció en nuestro punto de encuentro, y nos dimos un gran abrazo.
Nos fuimos a la posición de salida y se vino con nosotros. Yo no quería ni preguntarle. El caso es que parecía que nos acompañaría corriendo.
El ambiente estaba animado. Muchos extranjeros (decían que unos 4.000) para un total de 19.000 corredores. Muchos de ellos iban a correr sólo 10 kilómetros, pero nos acompañarían en el recorrido hasta los primeros 3 km. Se dio la salida, y tardamos unos 7 minutos en cruzar el arco. Se notaba que éramos muchos. Empezar a correr a nuestro ritmo no iba a ser fácil con tanta gente. Los kilómetros cayeron rápido, sobre todo al principio y en el km 3, cuando nos separamos los que íbamos a correr 42 km y los que corrían 10 km, éstos últimos empezaron a aplaudir para darnos ánimos; fue una sensación muy bonita y espontanea.
Como en otras ocasiones, los primeros kilómetros nos los tomamos con calma, para ir cogiendo ritmo. En Plaza Castilla estaba Belén para darme mi botella de agua con glucosa, y posteriormente, en el km 11, Cristina, para darme la bebida isotónica. Previamente en el km10, estaban mis padres que por fin habían podido acudir a una carrera juntos para verme. Me hizo mucha ilusión.
Estábamos en el km16 y de momento seguíamos corriendo los 3, a buen ritmo. Miraba a Nacho y parecía que iba bien, que aguantaba, pero el metro de Sol estaba cerca y era toda una tentación retirarse en ese punto. Yo empecé a notar bastante cansancio muscular y ciertas rozaduras en los pies. Era muy mala señal. Era demasiado pronto. Quedaba tanto de carrera, que como fuera a más, no sé cómo iba a poder aguantar. Pasamos por Sol con rapidez, para evitar tentaciones, y llegamos enseguida al Palacio Real. Cruzamos el arco de la media maratón en 2h03, no estaba mal. El tiempo en sí, no era lo más importante.
En el Parque del Oeste hicimos una parada técnica y ahí…perdimos a Nacho. El ya había hecho otras 3 paradas técnicas, y siempre nos habíamos vuelto a juntar, pero en esta ocasión no sabía por dónde estaba, si por delante o por detrás. También pensé que quizá había preferido despedirse de nosotros sin que sufriéramos.
Continuamos Perico y yo corriendo por la Av. De Valladolid a buen ritmo sostenido hasta el km 25, donde….nos volvimos a encontrar a Nacho, que estaba esperándonos. Se había encontrado a Carmen y le dijo que no habíamos pasado todavía. A los 20 segundos ahí estábamos, todos juntos otra vez para afrontar mi mayor pesadilla: La Casa de Campo. Mi autentico muro. Mi mente estaba muy preparada para ello, e incluso recordaba el punto exacto donde la última vez mi rodilla dijo basta y tuve que comenzar a andar. Los kilómetros fueron pasando, justo hasta ese km 27, y fue Perico el que me dijo que nos fuéramos, que el ya seguía, pero más tranquilo. Aflojamos un poquito para que pudiera recuperarse y seguimos, pero otra vez nos dijo que nos fuéramos. Yo ya sabía lo que significaba. Nos chocamos las manos y continuamos nuestros caminos. Sabía que el acabaría, solo que, le gusta disfrutar más de la carrera.
En el km 30 cogimos el gel GU energético de milagro. Quedaban bastantes pocos. Creo que nuevamente una gran falta de organización. Te da la suficiente energía para salir de la Casa de Campo, con su gran última rampa de la Puerta del Angel. Ahora Nacho y yo fuimos hablando durante mucho tiempo, de nuestras cosas, de experiencias pasadas, y eso hace que sea muy agradable correr con él. Los kilómetros pasaron deprisa y así, pudimos afrontar los últimos kilómetros más duros más relajados mentalmente, del 37 al 41 es todo subida y poco a poco, con los ánimos del público y con nuestros propios ánimos se me hizo bastante corto. Aquí ya adelantábamos a mucha gente. Yo lo llamo los muertos andantes, son cientos de ellos, que siempre aparecen en los kilómetros finales de las maratones. Es donde se ve la gran dureza de esta prueba.
Llegamos a Alfonso XII, km 41, y con la Puerta de Alcalá al fondo, fue donde tuve mi pequeño bajón mental. No sé por qué sucedió, pero en cuanto me despisté, se me hizo como un muro brutal. Fueron pocos metros, pocos segundos. Reaccioné a tiempo, además quedaba 1,5km, por lo que conseguí recuperarme, sobre todo mentalmente, y afrontar la última gran subida por la calle de Alcalá, antes de entrar por la Puerta de Carruajes del Retiro. Ahí, en esos 500 últimos metros, estaba concentrada gran cantidad de gente y empezamos a aplaudirles y animarles, y ellos a nosotros, y cada vez más y más, y cada vez corriendo más deprisa. La gente pensaría qué par de locos, pero nosotros íbamos emocionados, por llegar, por lograrlo, dando palmas al público y acabando tanto física como emocionalmente en plenitud. Qué gran sensación, qué gran diferencia con mi primera Maratón. Nos abrazamos, nos felicitamos.
Qué tío más grande, con la poca preparación que llevabas, le dije, y él me contestó: Y tú que máquina. Qué maquinas somos!
Perico llegó algo más tarde, disfrutando como hace de su carrera. Con el gran merito que tiene, por su gran fuerza de voluntad. Siempre digno de alabanza.
Lógicamente, ya estamos preparando nuestra próxima meta: ser ultrafondistas. Un reto al alcance de muy pocos.